Hace más de diez años, el canciller del menemismo y las relaciones carnales, Guido Di Tella, ideó el concepto de “desmalvinizar” los vínculos con Gran Bretaña. Mucho tiempo pasó desde entonces. Y las prioridades de la política bilateral parecen estar cambiando drásticamente. Lo prueba la reunión que mantuvo ayer el canciller Jorge Taiana con el secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, en el famoso edificio de la ONU en Nueva York. En la charla, Taiana le pidió a Annan que interceda ante Londres para que la Argentina y Gran Bretaña puedan retomar el diálogo de soberanía por las islas Malvinas. Con el protocolo habitual de la jerga diplomática, el canciller le solicitó al secretario general que “renueve su misión de buenos oficios porque la guerra terminó hace ya 24 años”, según informaron anoche los colaboradores de Taiana.

El encuentro de Taiana con Annan se produjo pocos días después de que el gobierno de Tony Blair hiciera un crudo diagnóstico del estado de las relaciones bilaterales: “Estas son las peores relaciones entre el Reino Unido y la Argentina respecto del Atlántico Sur desde la guerra de 1982.” El balance lo escuchó un funcionario argentino hace una semana, durante un encuentro en la capital inglesa. La interpretación británica no sorprendió demasiado a la delegación de Cancillería. De hecho, en su discurso ante la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), el propio Taiana aseguró que la actitud unilateral de Gran Bretaña respecto de las Malvinas estaba alejando cada vez más a ambos países.

La postura de Taiana, que propone volver a reclamar con fuerza por la soberanía de las islas, quedará expuesta durante el discurso que dará hoy a las 12 ante el Comité de Descolonización de la ONU. Allí recurrirá a un argumento que ya planteó ante Annan. Sostendrá que la actitud unilateral para conceder licencias de pesca y explotación de hidrocarburos por parte de Gran Bretaña “contradice la resolución 31/49 del 1º de diciembre de 1976 y los entendimientos citados, que fueron acordados con miras a crear un clima propicio para el tratamiento bilateral de la disputa”. Lo mismo le transmitió al secretario general de la ONU. “Se mostró interesado en conocer detalles de los últimos acontecimientos ocurridos en el marco de la controversia”, informaron en Cancillería.

Que el panorama de la relación bilateral no es el mejor salta a la vista. Los vuelos charter a las islas nunca se reestablecieron en forma total. Los isleños comercializan sin límites las licencias pesqueras en aguas determinadas unilateralmente como zona económica de exclusión. La exploración de hidrocarburos por parte de Gran Bretaña sigue avanzando. Aún no se inauguró el monumento a los argentinos caídos en la guerra de 1982 porque los familiares no pudieron viajar, la mayoría por problemas económicos. Pero el distanciamiento tiene su explicación. Con la asunción de Néstor Kirchner, el Gobierno retomó la estrategia histórica sobre Malvinas de reclamar soberanía. Con esa postura se dejó de lado la política de seducción que se había esbozado en la gestión de Menem.

La resolución del Comité de Descolonización de la ONU se vota por unanimidad desde 1984. Pero lo que decida el organismo no compromete a los países miembros, ya que tiene carácter no vinculante. Esto explica por qué nadie espera que Gran Bretaña acepte negociar la soberanía de las islas con la Argentina, ni siquiera una soberanía compartida. Los analistas internacionales, al igual que los funcionarios del Palacio San Martín, coinciden en que Londres nunca aceptará compartir el archipiélago de las Malvinas. El discurso de hoy de Taiana repetirá en alguna medida los argumentos ya expuestos en la asamblea general de la OEA, en Santo Domingo. “La presentación será más detallada en lo jurídico, y más detallada en el tipo de situación colonial”, adelantaron ayer en Cancillería.