No hay más vinchucas transmisoras del mal de Chagas en Brasil. La Organización Panamericana de la Salud (OPS) certificó que esa forma de trasmisión fue eliminada en el país vecino. En realidad, esto equivale a certificar que Brasil ha logrado implementar en todo su territorio un sistema de salud con llegada efectiva a la población: un punto clave en el control de la vinchuca es contar con agentes sanitarios integrados en las comunidades, que detecten cada vivienda infestada y controlen permanentemente la erradicación. Estos agentes, desde luego, monitorean también otras posibles enfermedades, detectan los embarazos de riesgo y los problemas nutricionales. De hecho la provincia de Jujuy, pese a su difícil situación económica y geográfica, logró lo mismo que Brasil, precisamente por contar desde hace décadas con la acción de estos agentes sanitarios. En cambio, la vinchuca sigue enfermando en Córdoba, Santa Fe, Santiago del Estero, Chaco, Formosa, Mendoza, La Rioja y San Juan.

El reconocimiento de la OPS se concretó en el Certificado Internacional de Eliminación de la Trasmisión de la Enfermedad de Chagas por el Triatoma Infestans (vinchuca), otorgado a Brasil. El Ministerio de Salud de ese país explicó que “el control de la enfermedad se ejerce en forma sistematizada en el ámbito nacional desde mediados de la década del ’70”, cuando “el área de trasmisión por Triatoma Infestans abarcaba el 36 por ciento del territorio, que a su vez concentraba la mayor parte de la población”. En las zonas rurales, el 4,2 por ciento de la población estaba infectada. La tarea que condujo a la erradicación “fue desarrollada por el Ministerio de Salud en conjunto con las secretarías de Salud estaduales y municipales”, en el marco de la Iniciativa Cono Sur, que compromete a los países de la región. Uruguay y Chile tienen la misma certificación desde 1999.

En la Argentina hay cinco provincias libres de trasmisión por vinchuca, con certificación de OPS: Jujuy, La Pampa, Neuquén, Río Negro y Entre Ríos. En proceso de certificación están Misiones, Corrientes, San Luis, Salta, Tucumán y Catamarca, mientras que Buenos Aires, Santa Cruz, Chubut, Tierra del Fuego y la Ciudad Autónoma no tienen riesgo de trasmisión por vinchuca. Pero, según admitió Elena Pedroni –directora de Epidemiología del Ministerio de Salud de la Nación–, “quedan varias provincias de alto riesgo, que son Formosa, Chaco, Santiago del Estero, el norte de Córdoba, el norte de Santa Fe, Mendoza, La Rioja y San Juan”.

La funcionaria explicó que “la interrupción de esta forma de trasmisión se logra a partir del control químico, con insecticida, en las viviendas infestadas, y mediante la ‘vigilancia entomológica’ para evitar la reinfestación”. Advirtió que “esto requiere un buen sistema de agentes sanitarios: Brasil pudo lograr esto, como también lo hizo, en la Argentina, la provincia de Jujuy, pese a tener índices socioeconómicos relativamente bajos”. Pedroni señaló que “estos agentes sanitarios, que reciben capacitación especial, suelen ser integrantes de las comunidades a las que atienden: van a las casas, identifican las familias en situación crítica, pesan a los chicos y observan los calendarios de vacunación”.

–¿Por qué la Argentina todavía no logró en su conjunto la certificación que obtuvo Brasil? –preguntó Página/12.

–Por una parte, Chaco, Formosa y Santiago del Estero presentan características climáticas que hacen más difícil el control. Brasil descentralizó las acciones a nivel de los municipios y destinó la cantidad de hombres y elementos necesarios para la desinsectación. En la Argentina, la Nación garantiza los insumos y las provincias deben desarrollar las acciones, con la ayuda de las bases que el ministerio tiene en distintos puntos del país. Cuando las acciones no se sostienen en el tiempo, todo se hace más difícil –contestó la titular de Epidemiología.