Lunes, 3 de julio de 2006 | Hoy
El Presidente viaja hoy para una reunión en la que Venezuela formalizará su ingreso al Mercosur. Kirchner y Chávez tendrán un encuentro bilateral. Hablarán de la cumbre de Córdoba.
Por Fernando Cibeira
El presidente Néstor Kirchner viaja hoy rumbo a Caracas donde participará a partir de mañana de una reunión extraordinaria del Mercosur en la que quedará formalizado el ingreso de Venezuela al bloque regional, en coincidencia con los festejos del gobierno de Hugo Chávez por el día de la independencia. Más allá de las reuniones bilaterales que mantendrán allí y la posibilidad de que Venezuela anuncie una nueva compra de bonos argentinos, Chávez y Kirchner arreglarán una cuestión si se quiere menor pero no por eso menos sensible: la posibilidad de que el venezolano junto al presidente de Bolivia, Evo Morales, encabecen un encuentro masivo en un estadio de Córdoba cuando viajen para la cumbre que se realizará el 20 y 21 de este mes. Por otro lado, todavía no está descartada la presencia en la Argentina del líder cubano Fidel Castro que, en caso de viajar, le daría a esa concentración –que cerraría un encuentro de organizaciones sociales que realizarán la ya habitual “cumbre paralela”– una mayor trascendencia.
Aún está fresco el recuerdo de lo que sucedió en marzo pasado, en ocasión de la asunción en Chile de Michelle Bachelet. Kirchner, Chávez y el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva tenían previsto luego un breve encuentro en Mendoza donde se sacarían una foto y ratificarían el proyecto del Gasoducto del Sur. Pero en el medio se conocieron los preparativos de Chávez para encabezar un gran acto aparte, a Kirchner no le agradó la idea y todo se volvió atrás. La minicumbre no se hizo.
Por eso, las organizaciones que están preparando las actividades –algunas de ellas cercanas al Gobierno– prefieren andar con pies de plomo. “Todo esto se termina de resolver en Caracas”, comentaban esta semana algunos de los organizadores de buena llegada al secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli.
Chávez, y ahora el boliviano Evo Morales, cada vez que viajan para una cumbre de presidentes acostumbran mostrarse también en las “anticumbres” o, como se las llama ahora, cumbres paralelas, ya que no siempre son opositoras a los encuentros oficiales. En octubre del año pasado, Chávez y Evo –que todavía no era presidente– estuvieron en el estadio mundialista de Mar del Plata en el gran acto “Stop Bush”, durante la Cumbre de las Américas. Entusiasmado por el suceso, Chávez quiso repetir enseguida en Mendoza pero se chocó con una negativa. En Córdoba, el venezolano podría encabezar un acto en la cancha de Instituto. Eso si finalmente no viaja Fidel Castro, porque si no, se habla incluso del Chateau Carreras.
Como siempre sucede con los movimientos del líder cubano, su decisión está rodeaba de una nebulosa. La noticia de su viaje salió desde Córdoba y luego fue confirmada por el titular del Mercosur, Carlos “Chacho” Alvarez. El bloque firmará un acuerdo comercial con Cuba –también lo hará con Israel y con Pakistán–, por lo que se cursaron invitaciones a sus autoridades. Más allá de la formalidad, en la Cancillería argentina sostienen que “sería raro” que Fidel viniera.
Uno de los motivos es la última reticencia del líder cubano a viajar al exterior. Desde aquella caída en que se fracturó la pierna, a fines de 2004, Fidel acotó sus desplazamientos. Aunque en la isla mantiene la acostumbrada presencia en los actos públicos, en el último año sólo se contabilizan dos salidas al exterior: una a Guyana y otra a Venezuela. Pero en marzo pasado Cuba compró dos modernos aviones Ilyushin a Rusia, uno de los cuales pasó a engrosar la flota de Cubana de Aviación, mientras que el restante se acondicionó especialmente para que viaje Fidel Castro. El dato revela que el cubano está lejos de abandonar sus periplos.
Fidel cumplirá el 13 de agosto 80 años y en la isla planean festejos a lo grande. Tal vez un viaje a Córdoba le sirva al líder cubano para buscar que la mayor cantidad posible de presidentes de la región asistan a lascelebraciones en La Habana. Sólo así se explicaría su presencia en Córdoba cuando, por lo general, esquiva los encuentros de presidentes en los que la isla no tiene ningún interés en particular.
Para más, con Argentina está pendiente la situación creada en torno a la médica cubana Hilda Molina. El hijo de Molina, el también médico cubano Roberto Quiñones, vive en Buenos Aires junto a su esposa argentina, y resultaron infructuosas las gestiones para que madre e hijo puedan volver a verse, ya sea en Buenos Aires o en La Habana, lo que generó serios cortocircuitos diplomáticos. Si bien no es el único motivo, la controversia llevó a Kirchner a posponer de manera indefinida su viaje a Cuba. “Siempre dice que quiere ir, pero nunca se puede fijar fecha”, explicó un diplomático argentino que trabaja en contacto con Cuba.
Pese a estos antecedentes que harían desestimar el viaje de Fidel, también hay indicios en sentido contrario. Por ejemplo, el hecho de que un enviado de la Embajada de Cuba en Buenos Aires haya viajado en el mayor sigilo a Córdoba para entrevistarse con las cuatro agrupaciones de solidaridad con la isla que existen en la provincia. En esas reuniones, hubo al menos dos, el funcionario cubano consultó sobre las posibilidades que veían de una movilización masiva para los días de la cumbre. Los representantes de las agrupaciones cordobesas le respondieron que las expectativas eran muy diferentes si podían contar o no con la presencia de Fidel Castro. El funcionario cubano no respondió.
El tema sobrevolará el encuentro bilateral que mantendrán Kirchner y Chávez en Caracas. Ya sea que Cuba esté representada por su presidente o por su canciller, Felipe Pérez Roque, participará de la organización de un acto masivo en Córdoba. Eso sí, si Kirchner finalmente les da el visto bueno.
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