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Otra larguísima caravana, para ahuyentar a Botnia

Los vecinos de Gualeguaychú se movilizaron ayer en repudio a la continuidad de las obras de la pastera finlandesa. Sus pares de Coló se sumaron, temerosos de la relocalización de Ence en Paysandú.

A más de cuatro meses del último corte de la ruta internacional con Uruguay, los asambleístas de Gualeguaychú volvieron a movilizarse. Esta vez cortaron el tránsito durante cuatro horas, desde las dos de la tarde hasta las seis, a bordo de ocho mil coches y a lo largo de unos 20 kilómetros de ruta. El reclamo llamado “Caravana de la Advertencia” fue dirigido contra la continuidad de las obras de la celulosa Botnia del otro lado del río Uruguay. La protesta se hizo a días de que el Banco Mundial se pronuncie sobre un crédito millonario destinado a la papelera y cuando los españoles de Ence decidieran el traslado de su planta.

“¿Que cuánta gente hubo?”, se pregunta Javier Villanueva todavía sorprendido por la convocatoria. Villanueva es uno de los asambleístas de Gualeguaychú acostumbrados a la cadencia de las marchas que se suceden desde fines del año pasado. “Creo que es una de las marchas más importantes de los últimos tiempos”, aseguró. Según los cálculos de las radios locales, al promediar la tarde había unos 20 kilómetros de ruta cubiertos por los autos movilizados. “Desde la ciudad de Gualeguaychú hasta el Puente Internacional –continuó el hombre– hay unos 36 kilómetros de distancia, durante la tarde unos veinte estaban cubiertos.”

Los asambleístas no se habían vuelto a movilizar hacia el Puente Internacional General San Martín desde el último 30 de abril. En esa ocasión, unas cien mil personas se concentraron en el puente para exigir al gobierno argentino un reclamo internacional. De allí en adelante, las movilizaciones cesaron. Los vecinos se retiraron de la ruta internacional y sólo hicieron pequeñas movilizaciones internas, caravanas locales con un tono doméstico y siempre sobre ámbitos de jurisdicción nacional.

“Ahora venimos de una etapa en la que estamos esperando”, repiten. Esperan los resultados de la demanda ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya presentada por Argentina contra Uruguay por incumplimiento del tratado bilateral sobre el curso de agua compartido. “Por eso estábamos sin accionar”, explicó Villanueva. La nueva movilización, dice, “tiene un objetivo claro: dar una señal a las empresas y a los gobiernos de Argentina y de Uruguay de que estamos y seguimos de pie”.

La protesta histórica de los vecinos apuntaba a la instalación, en la costa del río Uruguay de dos plantas de celulosa: Botnia, de capitales finlandeses, y Ence, de origen español. En los últimos días, los españoles anunciaron la suspensión de sus obras en Fray Bentos y la relocalización de la fábrica en otra ciudad. Aunque sustantiva, la decisión hasta ahora no conformó a los asambleístas, que a pesar de la noticia volvieron a la ruta.

Con Ence en esa situación, los entrerrianos esperan ahora que Botnia frene la construcción de su planta, la más avanzada de las dos. La reactualización del reclamo tiene como objetivo, además, tratar de impedir con las protestas la entrega del crédito destinado a Botnia, que está bajo estudio del Banco Mundial. Los finlandeses necesitan 1200 millones de dólares para la construcción de la planta. Según voceros de la empresa, un 40 o 45 por ciento de ese total será cubierto con financiamiento de distintas entidades, entre ellas del Banco Mundial. Botnia les solicitó un crédito de 470 millones de dólares. La decisión se tomará en base a un informe de impacto ambiental que toma en cuenta el nivel de rechazo o aceptación del proyecto entre la comunidad. Ese estudio es vital por estas horas no sólo porque durante esta semana la entidad tiene previsto concluir el informe sino porque en base a sus resultados la Corporación Financiera Internacional aconseja o desaconseja el financiamiento.

La marcha de ayer se produjo también en ese marco. La apuesta de los asambleístas es que la financiación finalmente no llegue, ahuyentada entre otras cosas por el nivel de reclamo y la fuerza de movilización.

Pero Botnia y su destino no fueron lo único que motorizó a los entrerrianos. Entre los autoconvocados hubo asambleístas de Colón. Ellos recorrieron los 110 kilómetros que separan su ciudad del puente internacional a partir del anuncio de “relocalización” de la planta española. Creen que un eventual traslado de la fábrica de Fray Bentos a Paysandú, como se sospecha, dejaría a Colón en las mismas condiciones de Gualeguaychú.

El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, también habló del tema. “Nosotros conocemos la decisión de una de las empresas de no radicarse donde se iba a radicar –dijo– y lo que esperamos es que el Tratado del río Uruguay sea respetado de ahora en adelante. Hay que ver cómo evoluciona todo.”

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Los vecinos de Gualeguaychú se movilizaron en rechazo a la continuidad de las obras de la pastera finlandesa.
 
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