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“Sin claudicaciones y sin hacer una ley lavada o sin contenido”

 Por Cristian Alarcón

El ministro es optimista. Sabe, dice, que hubo que negociar para no repetir lo que califica como “un empate catastrófico que no nos permitía hacer nada”. Se refiere a la discusión por la ley de educación sexual que terminó en enfrentamientos entre ultracatólicos y sectores progresistas, y por fin, en un camino sin salida institucional. Alberto Sileoni, ministro de Educación de la Ciudad, sabe, dice, que el nuevo proyecto oficial esta vez está a punto de ser aprobado. “Cuando abordamos la tarea, dijimos que sin claudicar y sin hacer una ley lavada, sin contenido o que parezca que no sea nada, la mejor ley es la que se puede sancionar y cumplir”, le dijo a Página/12. “Porque si reeditamos las antinomias entre los que tienen posiciones atemporales que no quieren discutir nada y otras que quieren incorporar posiciones relativistas fuertes, no podemos avanzar”, sostuvo.

–¿Desde el Ejecutivo se avanza en la implementación?

–Estamos en plena etapa de reuniones con gremios, organizaciones de profesionales, psicopedagogos, psicólogos, con todos los credos. El lunes estaremos con los evangélicos. Hay siempre una tarea para ver posibilidades. Estamos elaborando los contenidos que pretenden ser el ABC de lo que el ministerio tiene obligación de ser. Vamos el lunes (por hoy) a la Legislatura y hay un proyecto bastante consensuado entre todos los bloques. Me parece que hay un ruido con alguna cuestión, pero hay mucha voluntad de llevarlo para adelante. Se han superado posiciones antagónicas. Está aprendida la lección del 2004 de los debates extremos y estériles.

–Entonces, ¿cuál es la tarea de ustedes para preparar la educación sexual en las escuelas?

–Hay un proyecto de ley que puede ser retocado, pero que en líneas generales está OK y nos da la oportunidad de elaborar los contenidos, aquello que será objeto de la temática desde el nivel inicial al superior. Estamos empezando a trabajar con la recolección de materiales, para acercárselo a los docentes. Construimos lo que son las políticas de capacitación. Estamos con los primeros bosquejos de los talleres para padres, donde Educación trabajará con otras agencias del Estado municipal, la Secretaría de Derechos del Niño, un lugar para la expresión de la intimidad del ideario.

–¿Qué hubo que negociar?

–Para decirlo con sencillez, los puntos en litigio son por un lado cuándo empezamos la capacitación, o sea quiénes serán los primeros destinatarios, en qué nivel de la educación. Hay consenso de que sea desde el origen, sobre todo porque hay un proyecto de ley nacional con media sanción de Diputados, que arranca con los programas para el nivel inicial. El otro tema que siempre fue controversial es el tema del género. Es muy sensata la definición de género que da la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires dicho en el artículo 38.

–¿Qué es lo más controversial de esa discusión?

–Hay quien entiende que la definición sexual es cultural y no biológica. Y también entre los que pensamos que deben ser los contenidos una mirada sobre los derechos, y quienes plantean que los derechos de la Constitución de la ciudad y nacional impiden invadir la intimidad, imponer conductas contrarias al marco de los derechos humanos, estimular la estigmatización de la identidad sexual. Con eso resolvemos en algún sentido lo que dice. Me parece que la sociedad está dispuesta avanzar hasta ahí. Una parte del fracaso del 2004 fue porque querían incorporar algunas cuestiones que hacían mucho ruido y que eran sustentadas por algunos ciudadanos que provocaban un fuertísimo veto por parte de otro.

–¿Qué tema hacía ruido?

–El tema del género en su veta cultural que termina en una amplia oferta de posibilidades y eso impidió que se hiciera nada. Cuando abordamos la tarea, dijimos que sin claudicar y sin hacer una ley lavada o que parezca que no sea nada, creemos que la mejor ley es la que se pueda sancionar y la que se pueda cumplir. Porque si reeditamos las antinomias del 2004 entre los que tienen posiciones atemporales que no quieren discutir nada y otros que quieren incorporar posiciones relativistas fuertes, no podemos avanzar. Estábamos en un empate catastrófico que no nos permitía hacer nada.

–¿Cuál es entonces el límite?

–Nosotros nos preocupamos por el embarazo no querido y enfermedades de transmisión sexual. Ahora le añadimos un elemento distintivo, que es maltrato infantil, abuso. Todo de acuerdo con la edad madurativa de los pibes. No está pensado trabajar para los chicos de cinco años lo que se debe hablar con los de quince. A un pibe de cinco le podés decir “nadie te puede tocar, no podés estar con nadie que no quieras”.

–¿Qué están desarrollando en torno de los contenidos?

–Ya estamos trabajando, tenemos un equipo coordinado por la directora general de planeamiento, interdisciplinario, de educadores, antropólogos, sociólogos, tampoco muy grande, y vamos a usar mucha bibliografía y material de organismos internacionales, disparadores de literatura.

–¿Los chicos van a estudiar eso como el resto de los contenidos, de los manuales escolares?

–En los manuales no, vamos a incorporar textos específicos y cuadernillos para los docentes y los pibes. Hay un eje que es construcción de la identidad y conocimiento del propio cuerpo. A partir de los cuatro años los pibes empiezan a inquirir sobre el origen de la vida. Lo que pasa es que hay una fuerte tracción de que sexualidad es genitalidad. La ley saldrá como “sexualidad integral”.

–¿Qué recabaron de las rondas de conversaciones de las que hablaba?

–Veo que por ahí estamos siendo poco amables con las expectativas. La verdad es que no descarto que pueda haber problemas, pero hoy por hoy todavía las discusiones son en un marco de aceptación. Llevamos algunos contenidos el lunes (por hoy) y puede haber cuestiones que pueden ser discutidas, y que nos digan “esto por favor traten de no ponerlo”. También podemos ir a discutir algunas cuestiones sobre el proyecto. Algunos piensan que tiene que estar más fuerte la presencia del derecho de los padres. También pienso eso, pero sin que la adaptación implique que se diluya lo que tenemos que dar.

–Por ejemplo, pueden negociar no hablar de transexualidad, pero no de métodos anticonceptivos.

–Exactamente. Anticonceptivos tiene que estar presente. Si vos, escuela de gestión privada, querés decir que algunos métodos están reprobados por la Iglesia, o equis iglesia, podés decirlo. Pero no podés dejar de enseñar todos los métodos.

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El ministro de Educación Alberto Sileoni, que recibe el proyecto consensuado en la Legislatura.
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