Lunes, 25 de septiembre de 2006 | Hoy
EL PAíS › EL TESTIGO CONTRA ETCHECOLATZ SIGUE DESAPARECIDO
Los gobiernos nacional y bonaerense siguen sin descartar ninguna hipótesis sobre el paradero de Jorge Julio López. Sus familiares y organizaciones de derechos humanos convocaron a marchas.
Propagandas en radio, placas en televisión, solicitadas en los diarios, banderas en los estadios de fútbol. La foto y/o descripción de Jorge Julio López ha circulado tanto como las hipótesis sobre su desaparición. Ya pasó una semana. Sus compañeros hablan de secuestro, sus familiares de extravío por estrés psicológico y el Gobierno, que no descarta ninguna de éstas y otras posibilidades, confiesa su preocupación. Se teme que pretendan atemorizar a futuros testigos de las causas que juzgan los crímenes de la dictadura. “Si lo mantienen desaparecido, como un mensaje mafioso, evidentemente el Estado y la sociedad tienen que dar un mensaje contundente”, expresó ayer a Página/12 Edgardo Binstock, secretario de Derechos Humanos bonaerense, en referencia a las marchas que pedirán, en varios puntos del país, por la aparición con vida de López.
“El escenario no es el de la represión ni el de la Triple A; no es una organización del Estado, aunque pueden ser paraestatales”, especuló Binstock, al tiempo que anunció la inminente separación, en distintas cárceles, de los represores presos en Marcos Paz, entre otros, Miguel Etchecolatz, su chofer y su guardaespaldas. En consonancia con las sospechas del Premio Nobel Pérez Esquivel, este funcionario también expresó su particular preocupación por los Sin Gorra, un grupo de ex policías bonaerenses removidos por el ministro de Seguridad provincial, León Arslanian, debido a hechos de corrupción y gatillo fácil durante la democracia (algunos de ellos custodian y promueven al ingeniero Juan Carlos Blumberg). “Son perfectamente unificables” con las prácticas y la ideología del Terrorismo de Estado, subrayó Binstock. Ayer, desde el gobierno bonaerense exhortaron a la ciudadanía a comunicarse con el 911 ante cualquier dato importante acerca del paradero de López.
“Evidentemente hay versiones contradictorias de cómo ocurrió esto, pero confiamos que pueda aparecer pronto”, afirmó el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, en referencia a las distintas hipótesis que circulan. De hecho, un grupo de psicólogos se agregó a la búsqueda, contemplando, entre otras alternativas, el esfuerzo emocional desmesurado que hizo este testigo clave para enfrentar el juicio. Según indican las pericias hechas sobre su diario personal, durante los días previos a su desaparición, “tenía confusiones mentales”, mezclaba los nombres de torturadores con jugadores de fútbol. “Me da bronca que lo traten como a un viejo loco”, exclamó Adriana Calvo, otra ex desaparecida, que estuvo reunida ayer con más de 70 organizaciones en vistas a la concentración del martes (ver aparte). Calvo comentó que López “había hecho un proceso interesante antes de presentarse a declarar. Tenía borrada su historia. A partir de recorrer lugares donde estuvo detenido y de reencontrarse con otras personas que sufrieron lo mismo, fue mejorando su estado de ánimo y recuperando el orgullo por su militancia”.
“La familia no cree en la cosa política, pero no te podés confiar ni atar con la familia”, dijeron fuentes cercanas al gobernador bonaerense, Felipe Solá, que resaltaron el amplio operativo, que incluyó rastrillajes a pie, a caballo y en helicóptero, indagaciones a vecinos y allegados y consultas diarias a morgues, hospitales, centros de salud mental y cementerios de la provincia de Buenos Aires. Pese al esfuerzo, por ahora, López volvió a ser un desaparecido. Por momentos, esta incertidumbre genera un clima que se creía lejano. El periodista Martín Caparrós escribió alguna vez: “La venganza es un intento de lograr que las cosas terminen donde habían empezado”.
Informe: Emilio Ruchansky
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