Sábado, 20 de enero de 2007 | Hoy
EL PAíS › KIRCHNER HABLO DEL BANCO DEL SUR Y EL GASODUCTO COMO EJES DEL MERCOSUR
En sintonía con las conversaciones con los presidentes de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y de Venezuela, Hugo Chávez, Kirchner hizo eje en la integración financiera de la región. Además del banco y del gasoducto promovió el uso futuro de una moneda única. Balance positivo del encuentro.
Por Nora Veiras
Desde Río de Janeiro
“Fue todo bien, muy bien.” Lacónico pero, sobre todo, sofocado por el calor carioca, el presidente Néstor Kirchner sintetizó así el resultado de la cumbre de jefes de Estado del Mercosur. Apenas un par de horas antes había planteado ante los mandatarios de los otros diez países participantes que “en este camino del Mercosur hay dos temas centrales: uno, la creación del Banco del Sur, un instrumento financiero indispensable para promover y crear las herramientas que necesita la región. El otro, a pesar de los dichos escépticos de algunos, es el gasoducto del Sur”. Kirchner completó el combo con la idea, a futuro, de promover el uso de una moneda única. El relanzamiento de esas propuestas habían formado parte del encuentro bilateral con Luiz Inácio Lula da Silva y también de las conversaciones con el líder venezolano, Hugo Chávez, quien viene pugnando por la integración financiera y energética.
El 3 de julio del año pasado, en el Palacio Miraflores de Caracas, Kirchner ya había hecho pública su intención de encaminarse hacia la formación del Banco del Sur. En ese momento se creó una comisión de trabajo integrada por los ministros de Economía de ambos países. Chávez había sugerido que para sustentar el proyecto su país podía aportar un diez por ciento de sus reservas. En un principio, Brasil se mostró más proclive a reformular la Corporación Andina de Fomento (CAF), el brazo financiero de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) que integran Bolivia, Ecuador, Perú y Colombia –Venezuela renunció para sumarse al Mercosur–. En los últimos meses, el gobierno de Lula revisó la propuesta y se avino a avanzar en el proyecto del Banco.
El objetivo de esa entidad es convertirse en un instrumento de financiamiento del desarrollo de los países miembros, reemplazando la dependencia generada por el endeudamiento externo y bajo condiciones impuestas por los organismos internacionales. “Ni tasas leoninas infladas por ‘riesgo país’ –medido por evaluadoras ligadas a los mismos bancos de inversión que juegan a la compraventa de bonos– ni políticas económicas y monetarias atadas al Fondo Monetario Internacional”, repetían los venezolanos cuando bosquejaron la idea hace un año en un encuentro en Brasil.
En esa lógica se inscribe la compra de bonos argentinos que realizó Chávez. “Hasta que podamos”, dijo el presidente de Venezuela que continuará invirtiendo en papeles de la Argentina. Se dice que podría hacerlo por 2000 millones de dólares más. El presidente de Ecuador, Rafael Correa, también anticipó ayer la posibilidad de que el país caribeño lo financie. Mientras el auge petrolero continúe, la posibilidad de contar con recursos frescos se incrementa para el país que ha sextuplicado el comercio bilateral con Argentina y Brasil.
En abril está previsto un encuentro de ministros de Economía y titulares de los bancos nacionales para analizar las posibilidades de fondear la entidad. Con ese objetivo de máxima, Argentina, Brasil y Venezuela avanzaron también en los mecanismos para desdolarizar el comercio intramercosur. A largo plazo, la integración regional aspira a contar con una moneda única, una decisión que concretó la Unión Europea después de diez años de la firma del Tratado de Maastricht y de seis años de discusiones.
“Nosotros vemos con mucha alegría el acuerdo que están alcanzando Venezuela y Brasil para empezar desde una punta la construcción del gasoducto del Sur. Esperamos con Bolivia poder hacer el gasoducto del Noreste, para empezar a dos puntas la construcción del gasoducto del Sur y que termine siendo en algunos años la gran obra de integración y que toda la región tenga un elemento de reconversión muy importante”, dijo Kirchner en la cumbre de presidentes que reunió no sólo a los cinco miembros plenos del Mercosur sino a los asociados (Ecuador, Chile, Bolivia, Perú y Colombia) y a los invitados: Surinam y Guyana.
“No se trata de un gran caño desde Venezuela sino de la interconexión de mercados energéticos: Bolivia-Argentina, Brasil-Venezuela”, explicó el secretario permanente del Mercosur Carlos “Chacho” Alvarez, quien evaluó como muy positiva la cumbre y la armonía entre Argentina, Brasil y Venezuela.
Los argentinos llegaron a Río molestos con la actitud de Brasil que se había mostrado dispuesto a eliminar el doble arancel en el comercio con Uruguay y Paraguay, sin consultar. Y también a flexibilizar la cláusula de origen para permitirle a los socios chicos ampliar la cantidad de productos considerados de origen nacional para que circulen en el Mercosur. Sin embargo, los brasileños priorizaron la consolidación del eje y ambos temas pasaron a analizarse en un grupo de trabajo ad hoc.
“Debemos también plantearnos hasta qué punto pretendemos alcanzar un grado significativo de coordinación marcoeconómica entre nuestros países y, en tal caso, cuáles serán los instrumentos que estamos dispuestos a crear”, propuso Kirchner. A su manera, Chávez fue más explícito. El presidente que acaba de estatizar la telefonía, la electricidad y las refinerías –medidas sobre las que el resto de los mandatarios del Mercosur no se pronunció porque “son decisiones soberanas”– les sugirió a sus pares que “den mayor participación del Estado en sus economías”.
En rigor, la única voz altisonante fue la del presidente uruguayo. Tabaré Vázquez llegó para el día de cierre, protestó por las asimetrías, hizo caso omiso de la creación del Fondo de Convergencia Estructural (Focem) que aprobó proyectos por más de 73 millones de dólares destinados a su país y Paraguay y pidió flexibilidad para realizar acuerdos comerciales por fuera del Mercosur.
El año pasado, la posibilidad de la firma de un Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos (TLC) en el momento de mayores rispideces del bloque regional generaron aún más tensión. Ahora, los orientales están evaluando otra clase de convenio pero las internas en el gobierno de Vázquez hacen su propio juego. El ministro de Economía, Danilo Astori, quien también llegó para el cierre, dijo a boca de jarro que se iba “disconforme” de la cumbre. El presidente hace equilibrio entre el ala liberal de Astori y su canciller Reinaldo Gargano, jugado a la ampliación del bloque del Mercosur. En el medio, el irresuelto conflicto por la instalación de las pasteras sigue siendo la molestia omnipresente de la relación bilateral que también salpica al resto del mercado común.
“El Mercosur tiene dos velocidades: los jefes de Estado marcan la estrategia y después están las dificultades concretas para instrumentar las decisiones”, sintetizó Chacho Alvarez.
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