Jueves, 15 de febrero de 2007 | Hoy
EL PAíS › DETUVIERON A UN CURA POR SECUESTROS Y ASESINATOS DURANTE LA DICTADURA
El sacerdote Miguel Regueiro fue capellán militar y está acusado del secuestro de tres jóvenes y la sustracción de un bebé.
Por Camilo Ratti y Victoria Ginzberg
Entre 1975 y 1978 fue capellán militar del batallón de Combate de Ingenieros de San Nicolás. El teniente coronel Manuel Saint Imant, jefe del área 132, lo consideraba “un aliado del Ejército”. En el barrio cordobés Las Violetas, donde tiene una de sus varias capillas, era conocido por su pasado y simpatía castrense. El sacerdote Miguel Regueiro fue detenido el lunes por orden del juez federal Carlos Villafuerte Ruzo. Está acusado de haber participado en el secuestro y asesinato de tres jóvenes y de la sustracción de un bebé.
María Cristina Alvira y Horacio Arístides Martínez, jóvenes estudiantes de la Universidad Nacional del Litoral y militantes de la Juventud Peronista Universitaria, se instalaron en San Nicolás en 1975. En abril de 1977 la pareja y Rosa Raquel, la hermana de María Cristina, fueron secuestrados en un operativo en el que actuaron las “fuerzas conjuntas”. El hijo de unos pocos meses de María Cristina y Horacio fue dejado con un vecino, a quien luego le ordenaron entregarlo al capellán militar Regueiro.
Alertada por el vecino, la familia buscó al bebé y a fuerza de insistencia logró recuperarlo. Para ello, la madre de María Cristina tuvo que ir a una casa en las afueras de San Nicolás con el cura, donde, señaló, había “muchos otros niños y bebés”. La mujer le rogó a Regueiro que le dé información sobre su hija y su yerno. La respuesta fue que “eran unos delincuentes subversivos que querían matarlo a él y al teniente coronel” (Manuel Saint Imant) y que no le iba a decir dónde estaban.
La detención de Regueiro, pedida por el fiscal Juan Murray y la familia de las víctimas, se concretó el lunes. Ayer, el sacerdote fue indagado durante cuatro horas y quedó alojado en la delegación de San Nicolás de delitos federales y complejos de la Policía Federal.
En la misma causa se investiga la desaparición de otros jóvenes, compañeros de militancia de Alvira y Martínez. Todos estaban ligados con el trabajo social en la diócesis de San Nicolás, dirigida por el obispo Carlos Horacio Ponce de León, cuyo asesinato es objeto de otro expediente judicial.
Regueiro estuvo muchos años en Córdoba como capellán del Liceo Militar General Paz. En 1992 se incorporó a la arquidiócesis provincial como sacerdote diocesano. El arzobispado, en ese momento presidido por el fallecido Raúl Primatesta, lo designó como su representante en la capilla de Parque República, un barrio aledaño a Las Violetas, una de las comunidades más pobres de la zona oeste de la capital.
En las calles de esa populosa barriada cordobesa los vecinos se dividen entre quienes lo quieren “por toda la obra que hizo aquí y en otros barrios”, y los otros, como Susana. Sentada en la vereda de su casa, frente a la parroquia Santa Teresa de Jesús, la construcción más nueva y coqueta de un zona muy humilde, con chicos que juegan en la calle al ritmo del cuarteto o la cumbia, la mujer aseguró que el cura arrestado es “prejuicioso y discriminatorio hacia los más pobres o los que no participamos activamente de sus actividades en la parroquia”.
Pedro Pérez, el ordenanza que colabora desde hace once años con Regueiro en el mantenimiento de la capilla, dijo que desconoce cuál fue la actuación de éste en los años ’70: “Lo único que él me contaba era todo lo bueno que habían hecho en San Nicolás”. También sentadas en la vereda “por una humedad que no se aguanta”, sorprendidas como todos en el barrio por la detención de Regueiro, Mabel y Cora contaron que “don Pedro solía acompañar al cura al comando”. El “comando” es el Tercer Cuerpo de Ejército, ubicado a unos pocos kilómetros del barrio Las Violetas.
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