Sábado, 24 de marzo de 2007 | Hoy
En la despedida de Ecuador, Cristina Fernández de Kirchner fue declarada huésped ilustre de Quito. En la ceremonia, abogó por unas “relaciones internacionales para el desarrollo y el crecimiento”. Hoy llega a Venezuela, donde la espera una agenda agitada.
“Cuando me dijeron que iba a ser declarada huésped ilustre, no me imaginé que iba a tener tanta trascendencia para mí”, admitió ayer Cristina Fernández de Kirchner en su último día de visita oficial en Quito, Ecuador. Agasajada por el alcalde de esa ciudad, Paco Moncayo, quien la definió como una mujer con “trayectoria y un liderazgo de grandes perfiles”, la senadora pidió profundizar la integración de la región. “En un punto donde las relaciones son de subordinación, nosotros debemos ofrecer el ejemplo de relaciones internacionales de complementación para el desarrollo y el crecimiento”, estimó la primera dama. Anoche, acompañada por el canciller Jorge Taiana y el vocero presidencial, Miguel Núñez, CFK partió para Venezuela, donde la espera una agenda bastante agitada (ver aparte).
Luego de entregarle el reconocimiento en la capilla del Museo de la Ciudad, Moncayo destacó que la senadora está “formada para enfrentar con capacidad y honestidad las duras tareas de la conducción de los asuntos de Estado”. “Por eso mismo –remarcó– contaba con las condiciones para recibir este reconocimiento”, que ahora comparte con los mandatarios Michelle Bachelet y Alvaro Uribe. Para estar a la altura de los elogios, CFK se comprometió ante el alcalde y los ediles del Concejo Metropolitano a “ser una embajadora que va a contar en cada uno de las lugares que vaya las maravillas de Quito”. Durante la ceremonia estuvieron Taiana; la embajadora Susana Alvear (en representación del Ministerio de Relaciones Exteriores en Ecuador); su par argentino en Ecuador, Carlos Piñeyro Iñigues; el ministro de Planificación Julio De Vido; el secretario de Minería, Jorge Mayoral, y el titular de Enarsa, Exequiel Espinosa. Una vez terminado el acto, la senadora recorrió las instalaciones del Museo de la Ciudad. “Entre estas paredes, rodeada de obras de arte, uno siente la trascendencia de la historia”, le aseguró al anfitrión Paco Moncayo.
La primera dama optó por caminar las dos cuadras de empedrado que separan el Museo de la tradicional iglesia Compañía de Jesús, inaugurada en 1613. Mientras recorría el altar y Gonzalo Ortiz, presidente de la Comisión de Cultura en Quito, detallaba la historia de la edificación, CFK le preguntó a De Vido si ya había estado en ese lugar. “Sí”, le respondió el ministro y le aseguró que estaba a la altura de las principales iglesias por su terminación en los muros y el altar. Después de admirar las banquetas del siglo XVIII y las incrustaciones color oro en el techo que cuentan parte del Viejo Testamento, la primera dama no titubeó al momento de firmar el libro de visitas: “La impresión es superior a la expectativa. Realmente es una maravilla”.
Luego de almorzar en el hotel Plaza Grande, invitada por el alcalde, la senadora aprovechó sus últimas horas en Quito para reunirse con residentes argentinos, quienes le entregaron el Libro de la Ciudad, y visitó la escuela República Argentina. Así, durante tres días con lluvias intermitentes, terminó su visita a Ecuador, donde ofreció una conferencia académica en Flacso, mantuvo una reunión con el presidente Rafael Correa (quien se definió como “un humanista cristiano de izquierda”), cerró un encuentro de empresarios argentinos que se encuentran en misión comercial en Ecuador y recibió a Mujeres Líderes Indígenas.
Con estas últimas, lideradas por la ex canciller Nina Pacari, habló el jueves pasado sobre la necesidad de bregar por los derechos de las comunidades indígenas. “Nosotras estamos informadas de la perspectiva de la candidatura presidencial de Cristina Fernández y, por lo mismo, me parece importante abordar con ella, en representación de Argentina, todo lo relacionado con los pueblos originarios”, dijo Pacari, quien destacó que se sintió muy unida a CFK porque ambas comparten “la perspectiva de género”. Un rato antes, durante la reunión que mantuvo con los empresarios, aseguró que en la Argentina “hay un Estado que está presente, que invierte en rutas, aeropuertos y en infraestructura para el desarrollo” y, dirigiéndose a los empresarios, les señaló: “Para que ustedes puedan producir bienes y servicios”.
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