El 25 de mayo, el presidente Néstor Kirchner tenía previsto festejar en Mendoza el aniversario de la Primera Junta de un gobierno patrio. En el Cerro de La Gloria, un anfiteatro natural en el que suele realizarse el festejo de La Vendimia, Kirchner pensaba mostrarse junto al gobernador mendocino, Julio Cobos, y a la primera dama, Cristina Fernández de Kirchner. Además de presentar en sociedad la Concertación Plural, como Kirchner denomina a su entendimiento con los radicales que están al frente de tareas ejecutivas, la movida estaba ideada para mostrar a la probable fórmula presidencial del oficialismo en las elecciones de octubre. Pero el giro que Cobos imprimió a la política de seguridad en su provincia y la posibilidad de que hubiera manifestaciones en su contra llevaron al kirchnerismo a poner en duda el viaje del Presidente.

El asesinato de la ama de casa Laura Abonassar y la repercusión pública del caso empujó a Cobos a remover al ministro de Seguridad. En esa cartera ubicó al diputado Alfredo Cornejo, ex ministro del área y uno de los ideólogos del entendimiento de Cobos con Kirchner. Frente a la Asamblea Legislativa, el gobernador mendocino anunció una suma de políticas de mano dura, tal como adelantó este diario en su edición del domingo pasado. Las medidas provocaron el rechazo de los organismos de derechos humanos locales y nacionales, como el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS).

En la última marcha contra la inseguridad que se concretó en la provincia, Alejandro Gil, viudo de Abonassar, junto con la dirigencia que motoriza las protestas, propuso manifestarse cuando Kirchner visitara Mendoza. Incluso especularon con denominar ese 25 de mayo como “día de luto”.

En ese contexto, se comenzó a especular con que Kirchner podría suspender su presentación junto a Cobos. Sin embargo, ante una consulta de este diario, un vocero del secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, señaló ayer que por el momento “siguen trabajando en la organización del viaje sin ninguna orden en contrario”.