Martes, 19 de junio de 2007 | Hoy
EL PAíS › ACTOS DE HOMENAJE EN BUENOS AIRES Y LA PLATA
Los organismos nucleados en Encuentro Memoria, Verdad y Justicia recordaron al testigo del juicio a Etchecolatz con actos y marchas. Nuevas críticas a la investigación.
–¿Julio López? ¿Y ustedes qué piensan? ¿Está muerto, no?
El mes pasado el acto que se hacía en Buenos Aires por la desaparición de Jorge Julio López pasó de la Plaza de Mayo al Obelisco. Como en una réplica de aquel movimiento, el acto de ayer volvió a quedar afuera del emblemático corazón político de la ciudad para instalarse en Callao y Corrientes, como en búsqueda de un contacto distinto con la ciudad.
A partir del mediodía los caminantes se toparon con esa imagen, recurrente y persistente desde hace nueve meses.
–¿Está muerto, no?
Preguntaban a los organizadores, nucleados entre los organismos de derechos humanos que integran Encuentro Memoria, Verdad y Justicia.
–¿Ustedes qué piensan?
Les repetían, como ansiosos. Y ellos, como hace treinta años, les respondieron: “Que no sabemos si está muerto, decimos cada vez que la gente nos pregunta”, explica en este caso Adriana Calvo, abogada y parte de Encuentro. “Nosotros no sabemos y si está muerto, no somos nosotros en tal caso quien lo va a decir, que lo diga quien corresponde y que diga quién lo mató como lo hemos dicho en los últimos treinta años.”
Desde el 18 de septiembre de 2005 los actos y homenajes que exigen la aparición con vida de Julio López se repiten en Buenos Aires y La Plata. El mes pasado se hizo por primera vez en el Obelisco, un viernes a las 19, en hora pico. Cuando el homenaje terminó algunas cosas habían cambiado en la percepción de los organizadores. Habían estado durante un rato caminando con volantes y cuadernillos entre los autos y entre los caminantes. De las 3000 impresiones no había quedado prácticamente ninguna desparramada en el piso. “A la gente le interesa el tema”, vuelve a decir Adriana Calvo. “Esto no era un volante lleno de letras sino una impresión con la foto de López de un lado y Fuentealba del otro, aunque encontrás quien no la quiere porque se asusta, la gente en general lo quiere recibir.”
En el día de ayer, repitieron esa experiencia en la emblemática Callao y Corrientes, con un comienzo más emblemático todavía en el recuperado Hotel Bauen. A nueve meses del secuestro de López, dijeron en la lectura de un documento, “denunciamos que la causa judicial en la que se investiga el hecho es una muestra clara de la falta de voluntad política de esclarecerlo”.
Julio López fue uno de los testigos claves del juicio y de la condena al represor Miguel Etchecolatz, un subcomisario de la provincia de Buenos Aires, mano derecha de Ramón Camps, amo y señor de los campos de exterminio bonaerenses durante la última dictadura. En los meses que lleva desaparecido, los homenajes no sólo suman su recuerdo sino la lectura de un documento consensuado por los organismos nucleados en el espacio del Encuentro con una mirada crítica al Gobierno.
Ayer, el documento se escuchó en el Bauen y también poco después en La Plata, donde una marcha recordó los nueve meses de la desaparición con una caminata entre Plaza Italia y Plaza San Martín. Los puntos más duros refieren a la causa judicial, pero también a las respuestas del gobierno nacional en distintos conflictos sociales o gremiales de carácter provincial, como el de los docentes de Neuquén y Santa Cruz y, además, sobre la sanción de la Ley Antiterrorista.
“A nueve meses de la desaparición de Jorge Julio López –explicaron en el comienzo del documento– seguimos exigiendo al Gobierno su aparición con vida y el castigo de los responsables políticos y materiales de su secuestro.”
En los últimos meses, el reclamo de estas organizaciones en la causa no cambia. Nilda Eloy pertenece al espacio, vive en La Plata y compartió con López haber sido testigo clave del juicio a Etchecolatz. Ayer recorrió parte de La Plata con la marcha, y a su regreso explicó su impresión sobre los puntos pendientes de la causa.
“Nosotros estamos pidiendo ahora de nuevo que la causa se investigue como ‘desaparición forzada’, pero nos dijeron que no corresponde”, dice. “En este momento, la investigación tramita como Jorge Julio López, su desaparición’, pero yo le puedo asegurar que Jorge no se desapareció a sí mismo.” Detrás de esa ironía, Nilda Eloy intenta dar cuenta de lo que entiende es un error en el manejo de la causa que hizo perder pruebas importantes durante todos estos meses, como por ejemplo la relación entre el testigo y los policías a quienes denunció, hipótesis que recién ahora se investiga. Además de eso, los organismos piden un nuevo ADN al cuerpo que apareció tirado días después en Punta Lara. “Queremos que lo haga el Hospital Durand, por ejemplo, y no como sucedió hasta ahora, que lo hizo la policía.”
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