Viernes, 5 de octubre de 2007 | Hoy
EL PAíS › CON EL MARCO DE UN PARO MASIVO, LOS DOCENTES PIDIERON JUSTICIA POR FUENTEALBA
Bajo el lema “No a la impunidad, juicio y castigo a los culpables” materiales y políticos del asesinato del profesor Carlos Fuentealba, se realizó una marcha frente al Congreso nacional. Repudio unánime al gobernador de Neuquén, Jorge Sobisch.
“Carlos, hoy aquí, lejos de casa, son muchos los que no bajan los brazos, ni ahora me dejan hacerlo. Gracias y continúen acompañándonos hasta el final.” La viuda de Fuentealba, Sandra Rodríguez, viajó desde Neuquén hasta la puerta del Congreso nacional para pedir juicio y castigo para los autores materiales e ideológicos del asesinato de su esposo. Miles de personas llenaron ayer las calles cercanas a la Cámara de Diputados, detrás de las letras “Nunca más”, inscriptas cada una en un guardapolvo blanco con una escarapela y una cinta negra. Al cumplirse seis meses del fusilamiento, la Plaza del Congreso recibió el grito de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), los sindicatos de docentes de todo el país nucleados en Ctera, distintos gremios de la educación, Madres de Plaza de Mayo - Línea Fundadora, organizaciones sociales y partidos de izquierda. “No a la impunidad, juicio y castigo”, fue el lema de la movilización que apuntó contra el máximo responsable político de la represión, el candidato a presidente y gobernador de Neuquén, Jorge Sobisch. Después del acto, la esposa del maestro, el dirigente neuquino Marcelo Guagliardo, representantes de la Comisión Carlos Presente (Cocapre), los titulares de la CTA, Ctera y las Madres llevaron un petitorio a la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara baja para que no sea sólo el cabo Darío Poblete el único culpable del asesinato de Fuentealba.
Cerca del mediodía, 9 de Julio y Avenida de Mayo comenzó a llenarse de guardapolvos blancos. “Olé olé, olé olá, como a los nazis le va a pasar, a donde vaya lo iremos a buscar”, se escuchaba de fondo, detrás de la bandera de “no a la impunidad”. “Las tizas no se manchan con sangre”, se escribía en el pecho de los maestros que mantenían en alto los carteles parafraseando el slogan del candidato a presidente: “Sobisch 100 por ciento asesino”. Con la viuda de Fuentealba en el centro, la columna marchó hacia Callao y Rivadavia. Las Madres Nora Cortiñas y Tati Almeyda avanzaban a su izquierda mientras el secretario general de la CTA, Hugo Yasky, y la de Ctera, Stella Maldonado, la acompañaban del otro lado. “La fuerza que me mantuvo de pie todos estos meses es la fuerza de mis hijas, fiel reflejo de la fortaleza de Carlos y de la valentía que demostró en aquel lugar”, relató Sandra a Página/12.
Al fondo de la marcha se ubicó el Partido Obrero, el Movimiento al Socialismo (Mas) y el PTS junto a otros partidos de izquierda que se dirimían entre sumarse a la cola de la convocatoria de la CTA o manifestarse por su cuenta. Finalmente las críticas a la conducción de la central sindical no alcanzaron para dividir la movilización y a metros de distancia convivían las pancartas con críticas al gobierno nacional y a los dirigentes sindicales: “Kirchner, Sobisch y Yasky, 100 por ciento contra los docentes”.
“No se escucha / no se escucha... / Sobisch a la cárcel / Carlos vive en nuestra lucha”, cantaron los docentes durante el recorrido y antes de empezar el acto. El paro general consiguió un acatamiento del 100 por ciento, alentaron desde los parlantes, previo a los discursos que comenzaron cuando llegó el primer orador, el secretario general de la Asociación de Trabajadores de la Educación de Neuquén (ATEN), Marcelo Guagliardo. “¿Subimos, Sandra, subimos?”, le preguntó apurado uno de los organizadores. “¿Dónde están los de ATEN?, hasta que no lleguen no”, respondió todavía rodeada de periodistas.
Carlos Fuentealba fue asesinado cuando regresaba de una manifestación en reclamo de aumentos salariales el 4 de abril. El cabo Darío Poblete le disparó una granada de gas lacrimógeno en la nuca a pocos metros de distancia, bajo la orden del Ejecutivo provincial de despejar la ruta 22. Hasta el momento, existen dos causas judiciales, una por la responsabilidad de Poblete y otra por la responsabilidad política, que no avanzó, de la que el gobernador no fue siquiera citado a declaración indagatoria.
“Sobisch recurrió a la peor de las represiones. Ordenó a la policía reprimir el reclamo docente. Mandó a matar. El gobernador no tiene vergüenza”, sentenció Guagliardo, el primero en tomar la palabra y recordar el contexto de reivindicaciones laborales en el que fue fusilado Fuentealba. Además, le respondió a Sobisch, quien había dicho en varias oportunidades que volvería a hacer lo mismo que hizo, amparado en el derecho a circular que indica la Constitución nacional. “La Constitución habla del derecho a la educación, a peticionar a las autoridades, del derecho a la vida. Todos esos derechos los desconoce absolutamente”, aseguró.
Después le tocó el turno a Sandra, que habló mientras una de sus hijas la ayudó a sostener las hojas de papel escritas a mano, que leyó entrecortadas. “Hoy los docentes estamos dando la mejor clase pública, la de la fortaleza, la de la confianza, la de la dignidad. Darle vida a mi Carlos, al Carlos nuestro, el que confió hasta morir por la clase trabajadora. Hoy les decimos a nuestros alumnos que existe un límite y ése es la muerte. Esa es la gravedad de un fusilamiento público en democracia”, subrayó. Acompañada por los hermanos de Carlos, explicó que la muerte de su esposo “no fue un exceso de un policía, no fue una acción individual, fue un plan común para lograr escarmentar a los docentes, fue un operativo montado para matar”.
“Sobisch no es candidato a presidente, es candidato a la cárcel”, gritó Yasky frente a la multitud. “Los trabajadores y las trabajadoras de este país decimos que las tizas no se manchan con sangre, pero decimos también que la camisa del albañil, las manos de la empleada doméstica, el guardapolvo de los que trabajan en el hospital, nada se mancha con sangre”, sostuvo el titular de la CTA. Consultado por este diario, denunció que el objetivo de la derecha argentina es “confundir protesta social con caos social” para dejar impune la muerte del maestro y “criminalizar el reclamo”.
Por último, Stella Maldonado, flamante secretaria general de Ctera, recordó las muertes de los docentes Isauro Arancibia, Marina Vilte y Eduardo Requena, desaparecidos durante la última dictadura militar. “El asesinato de Fuentealba fue realizado con la misma matriz que los asesinatos de la dictadura”, comparó la dirigente.
El recuerdo de Teresa Rodríguez, que murió de un balazo cuando se cruzó en una manifestación docente, en la misma provincia y con el gobierno del mismo partido político al que pertenece Sobisch –el MPN–, fue compartido por todos los oradores. La impunidad que ya lleva diez años.
Una vez entonado el Himno Nacional, se escuchó tres veces: “Carlos Fuentealba, presente... / Ahora / y siempre”. Así fue como la Plaza del Congreso revivió, de alguna manera, los 1003 días en los que los docentes ayunaron por la educación.
La comisión encabezada por Sandra Rodríguez ingresó al Congreso con las cajas llenas de firmas pidiendo justicia ya.
Fuentealba enseñaba Química. Sin embargo, nunca hubiera podido explicar a sus alumnos cómo se compone esa mezcla que les otorga la impunidad a los responsables políticos de su muerte.
Informe: Sebastián Abrevaya.
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