“Gracias, Julio. Qué bueno que viniste, porque ya decían que nos íbamos a divorciar”, tomó con humor Cristina Kirchner las versiones que hablaban de una supuesta pelea con su compañero de fórmula, Julio Cobos. Abajo del estrado, el gobernador de Mendoza festejaba la ocurrencia, junto a los ministros K, personalidades del deporte y la cultura, además de un cúmulo de empresarios.

La senadora buscó disipar los rumores que hablaban de tensiones con Cobos durante una cena que la fórmula kirchnerista realizó en el Hotel Sheraton. El gobernador había cuestionado la metodología utilizada por el Indec para medir la inflación.

El encuentro tenía un doble propósito: presentar a los candidatos a legisladores porteños y reunir fondos para la campaña. El plato cotizaba entre 1000 y 5000 pesos, según la cercanía con la mesa del matrimonio político, de acuerdo con la estricta definición de la primera dama.

“Julio y sus dos Cristinas...is too much (es demasiado)”, tituló la senadora, siguiendo con su jueguito verbal, al recordar que la esposa de Cobos es su tocaya. El “too much” es una muletilla que acompaña a Cristina desde hace años.

Desfilaron por allí personalidades del deporte actuales y de otros tiempos. Desde el ex arquero riverplatense Ubaldo Matildo Fillol hasta la púgil Tigresa Acuña, pasando por el tenista David Nalbandian, quien mató dos pájaros de un tiro: además de saludar a la senadora, se escapó a un salón contiguo para grabar un spot de la campaña.

–¿Que haya venido significa que va a votar a Cristina Kirchner?–inquirió este diario a Julio Werthein

–¿Y por qué no la voy a votar? –contestó el empresario.

Billetera mata galán fue un saber popular que se hizo carne en el primer piso del hotel de Retiro. Las mejores ubicaciones fueron para Jorge Brito (Bansud), Carlos Lascurain (UIA), Cristiano Ratazzi (Fiat), Osvaldo Cornide (CAME), además de directivos de YPF, Banco Galicia, Swiss Medical y Osde, entre otros.

Pensado como un acto para los porteños K, no fue casualidad que en la mesa principal, además de Cristina y Cobos, se apoltronaran hombres del distrito con oropeles –por su calidad de ministros–, como Alberto Fernández, Ginés González García, Carlos Tomada y Daniel Filmus.

Los trajes italianos contrastaron con dos cansinos labradores, uno negro, el otro café con leche, que custodiaban el ingreso al lugar junto a la policía antiexplosivos. La concurrencia, por si no quedó claro, era variopinta. Lito Vitale, Alejandro Dolina y José Pablo Feimann fueron algunos de los referentes de la cultura. Una aclaración pertinente: ellos no hicieron pagadiós, sino que estaban en carácter de invitados.

El salón tenía cinco pantallas, gigantografías de Cristina y Cobos y el infaltable atril. Tomada y Filmus hicieron punta en los discursos y recordaron los logros del Gobierno. La alegría del ministro de Trabajo habrá que entenderla en la tres camisetas de Boca que recibirá de su par de Educación, quien perdió una apuesta luego del clásico con San Lorenzo. ¿Hay que decir de qué equipo es casa uno?

Los dos se valieron de machetes para su arenga. El contraste con el posterior discurso de Cobos, más pausado y con menos ilación, fue notorio. El toque emotivo lo aportaron los videos producidos por el secretario de Medios, Enrique Albistur, y que ya se proyectaron en el lanzamiento de Cristina en La Plata y de la fórmula en el Luna Park.

Uno de ellos es un canto a la concertación, con imágenes y voces de Perón, Eva, Balbín, Alende, Illia, Frondizi y Alicia Moreau de Justo. El otro muestra, bajo el susurro de la cantante Patricia Sosa, el derrotero de Cristina en estos cuatro años. Se la ve así con referentes internacionales de la política, la cultura y el espectáculo. Léase, José Luis Zapatero, Hillary Clinton, las Madres de Plaza de Mayo, Shakira, etc. “Sabemos lo que falta, sabemos como hacerlo”, se despidió ella copiando su propio slogan de campaña.