Martes, 20 de noviembre de 2007 | Hoy
EL PAíS › CRISTINA KIRCHNER ANUNCIO JUNTO A LULA UN NUEVO MECANISMO DE REUNIONES
La presidenta electa visitó a Lula en Brasilia, en cumplimiento de una promesa hecha en la campaña. El viaje duró apenas unas horas, pero CFK estuvo junto a seis ministros, incluyendo a los nuevos Lousteau y Barañao. Los mandatarios acordaron realizar dos reuniones bilaterales por año, en las que se discutirán por temas.
Por Martín Piqué
desde Brasilia
“No habrá respuestas a preguntas”, avisó con rostro adusto el brasileño. Y Cristina Fernández de Kirchner, que estaba a su derecha, repitió el gesto que hace cada vez que va a comenzar un discurso. Acercó los dos pequeños micrófonos para garantizar que se la escuche. “Tal cual lo prometido en la última reunión con el presidente Lula, la primera visita bilateral de la presidenta electa de Argentina iba a ser a Brasil. Aquí estamos, cumplimos con la palabra”, dijo desde el atril de la sala de conferencias del Planalto. Lula no estaba a su lado, había decidido dejarle todo el protagonismo. Lo que siguió fue claro: un gesto “ratificatorio de la sociedad estratégica”, por citar palabras textuales del jefe de Gabinete, Alberto Fernández. La visita relámpago (sólo dos horas y media) era una señal contundente. Pero CFK no se conformó con ratificar lo que ya se sabía y propuso hacer algunos cambios en la relación. “Tenemos que terminar con el ejercicio del ‘reunionismo’”, dijo. Para eso acordó con Lula realizar dos reuniones bilaterales por año, con todos los ministros, en las que se discutirá “por temas y no por carteras”, se plantearán objetivos y se designarán responsables de cumplir las metas. La Argentina ya adelantó cuáles son sus prioridades: la llegada de más inversiones brasileñas y auxilio energético para evitar una nueva crisis en el suministro eléctrico.
En la agenda figuran la construcción de la represa de Garabí, que se emplazaría sobre el río Uruguay, al norte de Corrientes, y la promesa de Petrobras de cumplir con su plan de inversiones. Los funcionarios argentinos le daban mucha importancia a la decisión de Petrobras de incrementar la potencia de la central termoeléctrica Genelba. Se trata de una planta estratégica ubicada entre Marcos Paz y Ezeiza, que produce unos 664 megavatios y los suministra al conurbano y parte de Capital. Sobre la visita también sobrevoló la versión acerca de que Petrobras podría comprar los activos de Exxon (Esso) en la Argentina. En la delegación que llegó de Buenos Aires dijeron que ese tema no formaba parte de la agenda porque la probable operación no involucraba al Estado argentino (ver nota aparte).
La visita de CFK como presidenta electa era una promesa que la primera dama le había hecho a Lula durante su campaña electoral. Un gesto similar había hecho su esposo en 2003, pocas semanas después de que Carlos Menem se retirara del ballottage. Cristina llegó pasadas las 15 hora brasileña (16 en la Argentina) acompañada por Alberto Fernández, el canciller Jorge Taiana; el ministro de Planificación, Julio De Vido; la ministra de Defensa, Nilda Garré, todos ratificados para después del 10 de diciembre, y las dos caras nuevas que conocerían los brasileños: los futuros ministros de Economía, Martín Lousteau, y Ciencia y Tecnología, Lino Barañao. La presidenta electa y los seis ministros aterrizaron en un pequeño jet que funcionó de muletto: el Tango 01 había vuelto a tener problemas, esta vez en el tren de aterrizaje.
Los ministros tenían previsto reunirse con sus pares brasileños de la misma cartera o de áreas afines. Era, si se quiere, una presentación colectiva de una parte del nuevo gabinete. Cristina ingresó primero en el Planalto, sola. Poco después entró Alberto Fernández y más tarde lo hicieron los demás ministros. Todos fueron conducidos al segundo piso de la sede del Ejecutivo que lleva la marca del arquitecto Oscar Niemeyer. Lula recibió a CFK en uno de los salones, estuvieron reunidos una hora a solas: el único intruso fue el traductor argentino que suele acompañar a los Kirchner. Tras esa charla sin testigos, Lula y Cristina se dirigieron a la sala de conferencias donde esperaban sus funcionarios. Por el lado brasileño estaban el canciller Celso Amorim y su vice, Samuel Pinheiro Guimaraes; el asesor en política exterior Marco Aurelio García; los ministros Guido Mantenga (Economía); Nelson Jobim (Defensa), Jose Gomes Temporal (Salud), Miguel Jorge (Desarrollo, Industria y Comercio Exterior), Nelson Hubner (Minería) y Sergio Rezende (Ciencia y Tecnología). Argentinos y brasileños se sentaron a uno y otro lado de una gran mesa ovalada.
Además de las presentaciones, allí se adelantaron algunos ejes de la metodología de trabajo propuesta por CFK. Un rato después la presidenta electa explicaría su visión. “Tenemos que facilitar la percepción de ambas sociedades de que el proceso de integración avanza. Hay que construir una nueva metodología, que las reuniones sean por temas y no por ministerios. Necesitamos un funcionamiento más ágil, definir responsables y además fijar metas.” Aunque nadie mencionó en público las asimetrías entre los dos socios del Mercosur, Cristina incluyó en su intervención un sutil llamado a que la integración entre Brasil y Argentina sea beneficiosa para ambas naciones: “El proceso de integración tiene que ser entendido como un proceso que es aprovechado y debe ser aprovechable por ambas partes”.
Como un adelanto de los temas que se vienen en las próximas reuniones bilaterales (se acordó que la primera será en febrero en Buenos Aires, aunque una primera aproximación se hará a mediados de diciembre en la Cumbre del Mercosur de Montevideo), los ministros argentinos y brasileños analizaron las prioridades de la agenda. Hay proyectos de cooperación en materia de Defensa y Energía; también la posibilidad de “desdolarizar” –dejar de usar el dólar como moneda de referencia– en los intercambios financieros dentro del bloque. La cantidad de proyectos en danza, se supone que de concreción a corto o mediano plazo, era otra prueba de la tan mentada “sociedad estratégica”.
- Aviones para el Area Material Córdoba. Contenta por haber permanecido en Defensa (“todos los medios se comieron operaciones”, deslizó ella), Garré analizó con su par brasileño la posibilidad de que Embraer (Empresa Brasileña de Aeronáutica) desembarque en las instalaciones de la Fuerza Aérea Argentina para construir aviones de carga. En ese lugar se construye el avión de entrenamiento Pampa y se reparan los aviones de todo el país. Tras el alejamiento de la estadounidense Lockheed, cuyo incursión en Córdoba sólo logró hacer reparaciones para aviones de Colombia y con poca competitividad, la obsesión del Gobierno es aprovechar la capacidad instalada. Embrear podría ser el nuevo socio.
- Control civil del espacio aéreo. En las próximas semanas el Gobierno piensa crear definitivamente la Administración Nacional de la Aviación Civil (ANAC). Con esa decisión se completaría el traspaso a órganos civiles de lo que en su momento fue el comando de jefaturas aéreas. “Es un proceso mundial, en todos los países el control pasa a órganos civiles”, decían los funcionarios argentinos. Como Brasil intentó hacer algo similar, la idea sería intercambiar opiniones y asesoramiento conjunto. En Brasil, la Fuerza Aérea logró resistir con más éxito la iniciativa: en algunos medios incluso se rebautizó el órgano de control civil, que también iba a llamarse ANAC, como Anarc, por anarquía.
- Desdolarización del Mercosur. Como un reflejo de la desvalorización mundial de la moneda estadounidense, y cuando muchos países cambian una parte de sus reservas a euros y yenes, Brasil y Argentina quieren que el dólar deje de ser la referencia del intercambio intrabloque. Con más insistencia por parte de los brasileños, la cuestión estará presente en la próxima cumbre de Montevideo. Ayer se anunció que Taiana y Amorim se encontrarán un día antes para hacer un primer estudio del tema.
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