Martes, 11 de diciembre de 2007 | Hoy
Cristina Fernández de Kirchner destacó el respeto por el presidente de Uruguay, pero reiteró que el conflicto lo desató ese país por las pasteras.
La visita fue breve pero intensa. Lo primero que Tabaré Vázquez hizo luego de aterrizar en aeroparque fue firmar en soledad el acta fundacional del Banco del Sur. Inmediatamente después, el presidente uruguayo partió rumbo al Congreso, donde asistió a la asunción de la flamante presidenta y, en menos de cuatro horas, volvió a su tierra natal. La estrategia del mandatario era evitar el anunciado escrache de los asambleístas de Gualeguaychú, que, por diversos inconvenientes, finalmente no sucedió. Sin embargo, en pleno discurso y ante todos los jefes de Estado, Cristina Fernández de Kirchner se refirió en duros términos al tema. Diplomática, comenzó prometiendo que no habrá “un solo gesto que profundice las diferencias”, para después advertir que la Argentina “no es imputable” por el conflicto generado en torno a la pastera de Botnia porque unilateralmente “se ha violado el Tratado del río Uruguay”.
Entre aplausos y ante la mirada atenta de Vázquez, Fernández de Kirchner aseguró que “este y no otro es el conflicto. Resituarlo requiere también un ejercicio de sinceridad por parte de todos nosotros que no significa ahondar la diferencia, sino simplemente saber cuál es la diferencia para darle gobernabilidad a esa conflictividad”. A la par, la nueva presidenta se encargó de subrayar que las diferencias con Montevideo pasan exclusivamente por la cuestión de las pasteras: “Los sentimos y los sentiremos siempre como nuestros hermanos, que de esto no haya ninguna duda”, resaltó.
Las únicas declaraciones del gobierno uruguayo fueron las pocas palabras que el mandatario pronunció a la salida del Congreso: “Me siento muy feliz. El presente va a ser mejorable, sin lugar a dudas. Queremos felicitar a todo el pueblo argentino por esta fiesta de la democracia. Queremos mucho a los argentinos”, dijo entusiasmado. Por su parte, tanto el embajador Francisco Bustillo como el canciller Reinaldo Gargano se llamaron a silencio.
Ya por la mañana, el jefe de Gabinete había preparado la cancha. “La verdad es que yo celebro que venga. Peor hubiera sido que no viniera”, deslizó Alberto Fernández en declaraciones radiales. Ese fue justamente el dilema sobre el que se debatieron hasta entrado el mediodía los asambleístas entrerrianos. Ocurre que su plan inicial consistía en un escrache al presidente uruguayo (que no trajo custodia propia para que toda su seguridad corriera por cuenta del Estado argentino) en la Plaza del Congreso. Sin embargo, debido a las anunciadas malas condiciones climáticas y a un accidente en la ruta 14, optaron por permanecer en Gualeguaychú, donde realizaron una nueva protesta sobre el puente General San Martín, que desemboca en la ciudad uruguaya de Fray Bentos.
A pesar de los contratiempos organizativos, los asambleístas se mostraron satisfechos. En conversación con este diario, José Pouler dijo sentirse conforme con el discurso, porque “dejó en claro que el conflicto es responsabilidad pura y exclusivamente de Tabaré Vázquez”, e insistió con que la tensión es con el gobierno y no con el pueblo uruguayo. Jorge Fritzler, por su parte, aseguró que lo más destacable fue la confirmación de que el problema es la violación del Tratado del río Uruguay y no los cortes de ruta. Y, de modo socarrón, añadió que de haber estado en las ropas del jefe de Estado oriental no hubiera venido: “Para estar escondido y que me reten como a un chiquilín, yo me quedaría en mi casa”, agregó.
Informe: Diego González.
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