La presidenta Cristina Fernández de Kirchner celebró ayer la liberación de las rehenes de las FARC Clara Rojas y Consuelo González y defendió el papel jugado por su gobierno, representado por Néstor Kirchner, en la misión que viajó a fin de año en un primer operativo frustrado. También contó que ayer había conversado con Hugo Chávez –“es un amigo de la República Argentina”, lo definió– y adelantó que imagina una continuidad para la intervención del país y de los otros miembros de la región en el conflicto colombiano: “Ahora queremos ir por más, por Ingrid y por el resto de los rehenes”.

Cristina Kirchner enmarcó la participación argentina en este tema como una continuidad en su política de derechos humanos. “Cuando decidí pedirle al presidente Kirchner que fuera a Colombia lo hice con la absoluta convicción, con la que siempre he actuado, en la defensa irrestricta e irrenunciable de la defensa de los derechos humanos sin medir costos políticos” en la que “no hay lugar para las especulaciones”, enfatizó.

La Presidenta habló en el Salón Sur de la Casa de Gobierno en un acto por la implementación de un plan de capacitación para empleados jóvenes. En la introducción al tema, repasó artículos periodísticos en los que se había presentado el viaje de Kirchner como un fracaso y un costo político. “Tal vez la militancia por parte de algunos, en el sentido de no gustarle la política del presidente Chávez, que en definitiva es una cosa que deberán evaluar los venezolanos en votaciones libres y democráticas, pero que reconocemos como un amigo de la República Argentina”, señaló. Allí contó que instantes antes del acto había conversado con Chávez, quien la había mantenido al tanto de la operación. “Quisimos felicitarlo por su perseverancia, por su compromiso, porque pudo vencer el escepticismo, la desesperanza y fundamentalmente ver la imagen de esas dos mujeres a las que se las veía bien”, apuntó.

Consideró que la liberación de las rehenes demuestra que “valió la pena apostar a la esperanza, valió la pena luchar contra los molinos de viento y aparecer como ingenuos. No va a ser la primera vez en nuestra larga vida política que nos tachan de ingenuos y de tener ilusiones y de sueños incumplibles. Algunos los estamos cumpliendo”, lanzó en un tramo que cerró con los aplausos del público.

Cristina Kirchner arrancó su compromiso con este tema a mediados del año pasado cuando recibió a Yolanda Pulecio, la madre de Ingrid Betancourt, en Buenos Aires. Pulecio tiene una larga amistad con el canciller Jorge Taiana quien la acercó al matrimonio Kirchner. Luego, Pulecio fue invitada especial en el traspaso de mando del 10 de diciembre pasado, adonde llegó acompañada por la senadora colombiana Piedad Córdoba. Por eso, la Presidenta recordó ayer que “ahora queremos ir por más, queremos ir por Ingrid y por el resto. Ofrecer la mano tendida y solidaria de la Argentina, que debe estar en todos estos casos”. Pulecio llamó ayer a Taiana y le envió su agradecimiento a la Presidenta.