El encumbramiento de Néstor Kirchner en el PJ se formalizará este martes por falta de competidores. Como la lista impulsada por los hermanos Alberto y Adolfo Rodríguez Saá no fue oficializada por la junta electoral, la que encabeza el ex presidente se encamina a la aprobación sin haber transpirado en la pelea.

El apoderado del PJ, Jorge Landau, anunció ayer que muy probablemente Kirchner será ungido como nuevo presidente del PJ y que no habrá internas. La cancha quedó a su disposición luego de que la lista creada por los Rodríguez Saá no lograra cumplir con dos de las condiciones que imponía la nueva carta orgánica del partido: no pudo presentar avales del 2 por ciento del padrón de afiliados ni tampoco logró el apoyo de cinco jefes distritales del PJ. “No tienen coraje para enfrentar a la gente, para hacer una interna con una lista modesta como la nuestra”, protestó el entrerriano Héctor Maya, primer candidato del Frejuli. Maya anunció que su sector recurrirá a la Justicia.

Era un proceso cantado. Reunir el 2 por ciento de los afiliados y obtener el autógrafo de cinco presidentes del PJ entre los 23 distritos del país no iba a ser una tarea fácil para una lista alternativa a la de Kirchner. Y así fue. Tras el asesoramiento de un viejo zorro en estas lides, como el operador todoterreno Juan Carlos Mazzón, Kirchner se quedó sin rivales que obligaran a una elección interna. Mientras el sector que responde a los Rodríguez Saá tratará de seguir la pelea judicial, la lista K será proclamada en un trámite rápido y seguro.

El espacio impulsado por el gobernador de San Luis no impugnó la nómina K (los peronistas de San Luis sabían que el recurso no tendría eco favorable dentro del partido). Con una lista habilitada y la otra no, la discusión en el peronismo pasó a ser cómo quedará cada sector del partido tras la proclamación de Kirchner como nuevo jefe. Ya se dijo que no hubo demasiadas sorpresas en la elección de los vicepresidentes: Daniel Scioli, Jorge Capitanich, Hugo Moyano estaban entre los nombres cantados. Un tapado fue el entrerriano Sergio Urribarri, a quien Kirchner decidió premiar por el trance que tuvo que vivir con el lockout rural (el foco de las protestas estuvo en su territorio). Cierta sorpresa causó la unción de Beatriz Rojkés, esposa del gobernador de Tucumán José Alperovich.

Mucho se escribirá sobre el lugar que le asignaron al jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y el espacio que recibió el peronismo porteño. Fernández será secretario de organización del nuevo PJ, pero sus huestes esperaban algo más para los dirigentes de la ciudad. En una decisión inusual en otros tiempos, desde el sector que encabeza Víctor Santa María dejaron trascender su molestia con Fernández. Otro que protestó, pero en silencio, fue Roberto Lavagna. Aunque el ex ministro haya decidido autoexcluirse, el lavagnismo quería vocalías para Marina Casesse y Jorge Sarghini. Sólo consiguió un lugar para Eduardo Camaño.