Desde Lima

En el encuentro que mantuvieron ayer, Cristina Fernández de Kirchner le contó a José Luis Rodríguez Zapatero el acuerdo al que se llegó para que los dueños españoles de Aerolíneas Argentinas traspasen parte de su capital accionario a manos argentinas. “Es bueno que se cierre este capítulo”, celebró el español.

La reunión venía precedida por los supuestos cortocircuitos generados a partir de la “argentinización” de algunas empresas de capital español aunque, en público, Rodríguez Zapatero prefirió rescatar la “extraordinariamente fluida” relación bilateral existente. Fue un día trajinado. La Presidenta se reunió con el español y también con la canciller de Alemania, Angela Merkel; con el presidente de México, Felipe Calderón, y con el ministro de Relaciones Exteriores de Italia, Franco Frattini, que trajo buenas ondas de parte del premier Silvio Berlusconi.

Por la mañana, Rodríguez Zapatero fue consultado sobre el ánimo con que se reuniría con la presidenta argentina. Respondió que “España tiene intereses en la Argentina y los va a defender, pero siempre teniendo muy presente el momento económico y social que la Argentina vaya teniendo”. La frase puede recortarse fuerte al principio, suave al final. Fuentes argentinas aseguraron que en la reunión no se hizo mención a ninguna empresa. Sin embargo, más tarde, la secretaria para Iberoamérica, Trinidad Jiménez, reveló que la situación de las empresas españolas, y en especial Aerolíneas Argentinas, habían sido el eje del encuentro. La Presidenta contó el final feliz para el tironeo surgido por la propiedad de la línea. “Es bueno terminar con todas estas especulaciones”, habría respondido Zapatero.

Para el encuentro de los presidentes, en los jardines del Museo Nacional se había levantado una especie de peatonal con oficinas con puertas de vidrio opaco. Los jefes de Estado entraban a uno de los habitáculos, se reunían, salían y consultaban a su colaborador ahora quién y en cuál. Así era posible ver a Merkel sonriéndole a Evo Morales, al rato sentada con el primer ministro polaco, luego con un presidente centroamericano y así sucesivamente. Una casa de citas multilateral.

Allí se reunió Cristina Kirchner con Rodríguez Zapatero. La Presidenta confirmó que hará su primera visita oficial a España el 14 y 15 de julio, cuando viaje para visitar la Expo Zaragoza.

Con Merkel el encuentro fue más breve. Hicieron un aparte las dos solas –traductor mediante– antes de que comenzaran sus discursos sobre pobreza y exclusión. Las dos mujeres se habían visto el año pasado en Berlín. Cristina Kirchner todavía era candidata y Merkel, como un guiño, le había dicho que le gustaría volver a encontrarla como Presidenta en la cumbre de Perú. Cumplieron. Coincidieron en la necesidad de estrechar las relaciones bilaterales en el marco de lo que luego expondría la presidenta argentina en su discurso. La tecnología de punta alemana, la posibilidad de agregarle valor agregado a las materias primas por parte de Argentina.

Felipe Calderón viene revirtiendo todo lo hecho por su predecesor Vicente Fox, quien había convertido el vínculo bilateral en un cubito. Desde que fue electo, Calderón buscó acercar a México al resto de América latina, lo que motivó dos visitas de los Kirchner a tierras aztecas. “Es un país serio”, suelen ponderar en Cancillería las posibilidades que ofrece una relación comercial bilateral que viene en alza. Calderón acordó retribuir las visitas: antes de fin de año estará en Buenos Aires.

En la reunión repasaron la situación interna de sus países. Calderón, por su lado, se mostró preocupado por la eventualidad de una alianza opositora en su contra y la situación política que eso podría generar. Cuando llegó el turno a la Argentina, le preguntó a la Presidenta sobre el conflicto con el campo. Al parecer, a puertas cerradas, Cristina Kirchner no se mostró tan contemplativa con las entidades agropecuarias, como lo hizo en el discurso en la cancha de Almagro. Aprovechó que encontró un oído virgen en estas cuestiones y se explayó detallando a Calderón los números que maneja el Gobierno cuando quiere explicar el conflicto. Por ejemplo, la poca cantidad de productores que concentran las mayores cantidades de soja, la extraordinaria suba en el precio internacional de los granos, su incidencia en los precios internos, las mejoras para los pequeños productores y demás. Calderón quedó conforme con la explicación.

Franco Frattini fue nombrado por Berlusconi apenas unos días atrás y viajó con una bandera blanca en la mano. En la reunión que mantuvo con la Presidenta, le transmitió el deseo de Il Cavaliere de “relanzar” la relación política entre ambos países. En su anterior mandato, Berlusconi había hecho suyo el reclamo de los bonistas italianos que habían sido damnificados por el default, lo que congeló el vínculo. La situación cambió en cuanto asumió Romano Prodi, quien enseguida armó un encuentro con Néstor Kirchner cuando coincidieron en una asamblea de la ONU en Nueva York. El ascenso de Berlusconi hacía pensar en una vuelta a fojas cero. El día de las elecciones, Cristina Kirchner le envió una carta de felicitación que no iba más allá de la formalidad, pero que Berlusconi tomó muy bien, según contó su canciller. Frattini le aseguró el deseo de intensificar las inversiones italianas en el país y puso como ejemplo el nuevo emprendimiento de Fiat en Córdoba, que demandará unos 300 millones de dólares. La Presidenta le adelantó que irá a Roma el mes que viene para hablar en la FAO. No será una visita oficial pero al menos irá.