En la Cámara de Diputados, el kirchnerismo decidió ponerles el oído a todos los reclamos, pero especialmente a los de su propia tropa. Por el despacho de la conducción del bloque oficialista desfilaron desde productores agropecuarios y las entidades ruralistas hasta intendentes de regiones rurales y legisladores del Frente para la Victoria. Pero los planteos de sus propios diputados empujaron a Agustín Rossi a recoger las preocupaciones y a empezar a esbozar un borrador de “proyecto alternativo” que llevará a la Casa Rosada. De allí saldría la propuesta detrás de la cual el oficialismo tratará de disciplinar a los propios y buscar apoyo de los aliados.

“Vamos a escuchar a todos y no existen condicionamientos para nadie”, había dicho Rossi para mostrar que el debate sería abierto y que el proyecto no se aprobaría a “libro cerrado”. Por entonces, el kirchnerismo sólo reconocía que tendría “algunas deserciones” pero se mostraba confiado en contar con las manos suficientes para avanzar con el proyecto del Gobierno. Ahora, tras sucesivas rondas de conversaciones, dentro del bloque K admiten que la sensación que transmiten parte de sus legisladores es que con el paquete de proyectos “compensadores” no alcanza para terminar con el conflicto.

Así, comenzaron a aparecer propuestas para retocar la resolución 125. “Somos el bloque oficialista, no haremos nada que esté en disonancia con la decisión del Gobierno”, repetían quienes admitían los reclamos internos.

Allí, diferencian a los “díscolos” de quienes sugieren propuestas para que el Congreso “cierre el conflicto” con las entidades agropecuarias. En la primer vereda ponen a “algunos” entrerrianos y cordobeses que piden volver a las retenciones fijas, y suman al bonaerense Felipe Solá, que abrió su despacho a los disconformes. En la otra ubican a los “preocupados” por poner fin al tema y que “no dudarán en acompañar al Gobierno”. Por ahora, la suma de reclamos es sólo un borrador.