De los escenarios que disponía en esta visita de seis días a Nueva York, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner aprovechó el que era más propicio para un anuncio de fuerte impacto que apunta a recobrar la confianza del mundo de los negocios en el exterior: el Council on Foreign Relations, que aglutina a gran parte del poder en Estados Unidos. Allí, ayer al mediodía, la Presidenta anunció que tres bancos, representando a los bonistas que no entraron en el canje de 2005, hicieron una propuesta para saldar la deuda en condiciones más ventajosas para el país y un esquema de refinanciación de los vencimientos de deuda que vencen en 2009 y 2010, que se mostraban más que amenazantes para la economía argentina.

Los tres bancos son el Deutsche, el Citi y el Barclays, que no sólo representan a la mayoría de los tenedores de bonos en default, sino que también son acreedores de los vencimientos mencionados para los próximos dos años. Luego de un buen tramo de su discurso dedicado a hablar de la política exterior argentina, la Presidenta empalmó con la cuestión económica y la política de desendeudamiento del Gobierno, para despertar un murmullo de sorpresa y expectativa entre el auditorio cuando dijo: “Hoy aquí van a tener ustedes la primicia en esta visita al Consejo de Relaciones Exteriores de los Estados Unidos de Norteamérica”.

Y remató: “Debo decirles con mucho entusiasmo y optimismo que acabamos de recibir en la ciudad de Buenos Aires la propuesta de tres importantísimos bancos internacionales que contemplan dos cuestiones básicas, la primera es la situación de los bonistas que no ingresaron en el canje del año 2005 y donde estos bancos nos han hecho una más que interesante propuesta precisamente para el tratamiento de esta cuestión en condiciones, para la República Argentina, mucho más favorables que las condiciones del canje del 2005”.

“La segunda parte de la propuesta de estos tres bancos –continuó la Presidenta– es en relación a la refinanciación de los PGS, préstamos garantizados que negoció la administración política y económica del 2001 y que aseguran cómodamente el financiamiento de la Argentina para los ejercicios fiscales 2009 y 2010.” Luego señaló que “esta dos cuestiones esenciales” apuntan a la “normalización definitiva de la República Argentina con el mundo”. Esa frase –más allá del anuncio en sí– fue una de las que más anotaron los hombres de negocios estadounidenses, junto a otra que había dicho como prólogo a la “primicia”. Esa otra frase fue: “Quien debe, tiene que pagar sus deudas”.

Según explicó CFK, el Gobierno ahora tendrá que analizar las ofertas de los tres bancos y si las considera viable –cosa que se da por descontado– las enviará al Parlamento. Esto es así porque la ley de Deuda Pública –llamada Ley Cerrojo y sancionada en 2005– prohíbe pagarles a los bonistas que no entraron en el canje. Por lo tanto, para que la propuesta de los bancos avance, debe ser derogada. Y si se deroga, también deberá ser el Congreso el que acepte o no el pago a los llamados holdouts.

Según fuentes de la comitiva argentina, la propuesta de los tres bancos implica que Argentina pagará menos a estos bonistas que a los que entraron en el canje de 2005. “Si en aquel entonces pagamos un 35 por ciento de lo que debíamos, ahora estaremos pagando un 30 por ciento o menos”, indicó. Otra fuente estimó que de los aproximadamente 20.000 millones que se adeudan a los holdouts, en este canje entrarán tenedores de bonos por unos 17 mil millones. Los bancos aportarían en efectivo entre 7 mil y 10 mil millones, agregaron.

Como estos bancos son en gran parte tenedores de los préstanos garantizados –unos bonos que el entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo, forzó a comprar a bancos y AFJP en 2001–, ellos mismos avalarán el refinanciamiento de los vencimientos de 2009 y 2010.

Como se ve, la información se recogió en retazos entre distintos funcionarios argentinos. La Presidenta, en una charla informal que tuvo luego con los periodistas que cubren su visita, no dio detalles, pero se preocupó por señalar que este último punto no implicaba una reprogramación de pagos, sino una refinanciación.

Pero antes de endulzarles los oídos a banqueros e inversionistas, Cristina Kirchner había cuestionado la política exterior de unilateralidad de Estados Unidos y específicamente su actuación en Irak. “En materia internacional, desde la decisión de multilateralidad, de la invasión a Afganistán producto de aquello que sucedió con las Torres Gemelas, y que finalmente culmina hoy en un multilateralismo quebrado a partir de las decisiones unilaterales que todos ustedes conocen, y que recibió fuertes críticas, no solamente en el seno de Naciones Unidas, sino de naturales aliados de los Estados Unidos. La ruptura de la multilateralidad es a nuestro juicio una decisión que ha tornado el mundo más inseguro, y es necesario para legitimar profundamente la lucha contra el terrorismo que estas decisiones sean de carácter universal y multilateral, reconociendo a Naciones Unidas como instrumento capaz de sintetizar nuestras diferencias.”

A la hora de las preguntas a la Presidenta, Richard Hass, el anfitrión, republicano él, le inquirió qué hubiera hecho ella (se supone que ante situaciones como las de Irak y el atentado contra las Torres Gemelas). CFK, sorprendida, dudó unos segundos y explicó que Argentina y todos los países de la región recurrieron a la multilateralidad para ayudar a encaminar el conflicto entre Colombia y Ecuador y ahora están haciendo lo mismo ante la grave situación interna en Bolivia.

También la Presidenta cuestionó las recetas monetaristas que siguieron Argentina y casi todos los países de América del Sur en los ’90. Añadió que el 2001 fue un hito para el mundo por el atentado a las Torres Gemelas y para Argentina y la región por el derrumbe de aquel modelo económico.

A partir de entonces, señaló la Presidenta, “comienzan a surgir gobiernos donde sus gobernantes se parecen cada vez más a sus pueblos: la cara del presidente Evo Morales es la cara de la mayoría absoluta del pueblo boliviano, la cara del presidente Lula, el primer dirigente sindical que llega a presidente de la primera economía de Latinoamérica, también representa a ese Brasil, y así podríamos seguir recorriendo cada uno de los gobernantes de nuestras región para advertir la profunda transformación a partir de los fracasos de los ensayos neoliberales o políticas a monetaristas”.

Al salir del Council On Foreign Relations, en una elegante zona de Manhattan, la Presidenta se detuvo a hablar unos segundos con los periodistas: “Estamos con mucho optimismo por el momento que vivimos los argentinos, paradójicamente, en un momento donde pareciera que no se puede desarrollar una situación como esta, la Argentina una vez más da muestras de su solidez”.

En la Presidenta y quienes la acompañaban se notaba satisfacción. En su primera jornada de trabajo en Nueva York empezó jugando fuerte. Aún le queda su discurso en la ONU, y una serie de bilaterales importantes, de su resultado dependerá el balance final del viaje.