“En general en toda América latina los electorados usan estos comicios de mitad de mandato para ratificar o rectificar a los gobiernos; no para corregir, sino para juzgar lo que pasó”, define Enrique Zuleta Puceiro. El consultor señala que los votantes plebiscitan “porque votan en función de lo que juzga ha ocurrido con el gobierno, ya no de lo que puede ocurrir”. La idea de que en una elección legislativa se juega a cara o cruz el futuro del presidente ha sido, con todo, más utilizada por los gobiernos peronistas que por los radicales, “siguiendo una vieja tradición del peronismo de anticipar el ciclo político del Ejecutivo”.

Para Zuleta Puceiro, “el carácter crucial que adquieren las elecciones intermedias es precisamente una de las grandes dificultades que tienen en América latina los regímenes presidencialistas”. En Estados Unidos, apunta el consultor, país con partidos políticos muy flexibles, la elección intermedia no es crucial, “sino que sirve para, ganada o perdida, reestructurar al gobierno en sus estrategias. Clinton y Bush tuvieron derrotas; a Clinton, una importante derrota le sirvió para recomponerse, rearmar el gobierno y encaminarse a su reelección. Pero en América latina se han convertido en una auténtica experiencia crucial. Si se gana, los gobiernos se sienten ratificados y hablan de plebiscito, y si se pierde acontecen procesos de convulsión y de deterioro políticos”.

Que las elecciones intermedias coincidan habitualmente con momentos de crisis económica no sorprende al entrevistado. “Sería lo natural, porque un gobierno que realmente hace sus deberes en materia económica, en épocas de crisis encara medidas que buscan estabilidad, y en épocas de no crisis hace cambios estructurales, que tienen un costo político. Un gobierno que no flota, que asume su papel y toma decisiones está destinado a perder apoyo político, porque ha tomado decisiones que favorecen a unos sectores y desfavorecen a otros, es decir que ha dejado de ilusionar.”