Francisco de Narváez se está “invitando a una fiesta a la que nadie lo invitó”, declaró ayer el vicegobernador bonaerense, Alberto Balestrini. “Para ser dirigente peronista, primero tiene que ser peronista”, disparó con dureza el presidente del PJ de la provincia de Buenos Aires. De Narváez, quien había anticipado durante la campaña su intención de intervenir en la interna justicialista, declaró ahora que no quiere participar “en este tipo de conducción”, luego de que Néstor Kirchner renunciara a la presidencia del PJ y dejara a Daniel Scioli al frente del partido. Balestrini rechazó que el empresario pueda inmiscuirse en los asuntos del PJ, pero llamó a “todos aquellos que se sientan consustanciados” con la historia del movimiento a acercarse al partido y dejó en claro que están “las puertas abiertas a afiliados y adherentes”. Más tarde, Balestrini emitió un comunicado en el que asumió “con humildad” la derrota oficialista, convocó a “debate y discusión” el futuro del partido y aseguró que el peronismo bonaerense se encuentra “de pie y con el entusiasmo de siempre”.