Si no está claro que la pueblada haya sido motivada por otra cosa que no fuera el reclamo espontáneo, tampoco se puede descartar la participación de intereses opuestos al intendente Aldo Carossi, de extracción K, aunque durante la división por los reclamos contra las retenciones móviles a la soja, sin abandonar el kirchnerismo Carossi estuvo del lado de los potentados del agro. Ayer, después de que defendiera ante la prensa la misión de “intentar hacer cumplir las normas de tránsito”, recibió un ultimátum de los concejales de la oposición, que habían desplegado sus velas sobre la cresta de la ola. A la cabeza de la intimación se encontraba Marcelo Elmer, presidente del Concejo Deliberante y hombre de De Narváez en Baradero.

Después de las últimas elecciones, el CD de Baradero quedó conformado con 5 concejales propios del oficialismo y 9 opositores, entre la Coalición Cívica, la UCR, el PJ disidente y la facción Ramón Carrillo que en el ámbito local es el nombre más cercano al PRO. Su hombre es Elmer.

A última hora de ayer, un documento firmado por los concejales de la mayoría opositora, y encabezado por Elmer, intimaba a Carossi a que en doce horas lo cumpliera o sería suspendido. Primero, le exigieron separar de su función a Pablo Scarfoni, a cargo de los operativos de los inspectores de tránsito, en la mira de los reclamos de la pueblada y a quien responsabilizaban en forma indirecta por las muertes de los dos chicos.

Además, exigieron el desplazamiento de los jefes policiales locales, Raúl Franzoia y Oscar Gómez. Según Elmer, el intendente se comprometió a “gestionar” esta solicitud frente al Ministerio de Seguridad bonaerense que encabeza Carlos Stornelli. El Concejo Deliberante, además, decidió conformar una “comisión investigadora” para dilucidar la responsabilidad de los inspectores de tránsito supuestamente involucrados en la muerte de los jóvenes.

A mediados de 2009, el intendente estuvo detenido algunas horas por una posible conexión con el productor agrario Pasaglia, acusado de quemar pastizales en la zona y a quien, según esas acusaciones, Carossi le había dado protección. En aquel momento fue allanada la ahora incendiada Municipalidad en busca de pruebas. Ahora, los vientos de los aliados políticos del agro le soplaron en contra.