EL PAíS
Un macabro servicio al cliente
Es probable que tras la investigación del crimen de María Marta García Belsunce, la serie norteamericana Six Feet Under –algo así como “Dos metros bajo tierra”– pase de HBO a la pantalla abierta y logre el éxito que en Estados Unidos hizo que le ganara en rating hasta a la famosa Los Soprano. La serie muestra el trabajo de una familia dedicada a los funerales, y que en ese contexto, casi bizarro deja emerger la tensión que puede hacer del acto familiar más acostumbrado una tragedia existencial. Ayer en el programa Hora Clave se lució un testigo de rostro oculto, hijo de uno de los empleados de la funeraria Casa Sierra, la que entregó el falso certificado de defunción de la mujer asesinada en el country. Según su testimonio en la Argentina es tan fácil encubrir una muerte como pagarle unos 300 pesos a un médico que firma certificados en blanco asegurando que un cadáver al que no vio falleció sin violencia.
A pesar de no dar más que su nombre, Claudio, el hombre que habló anoche, dejó varias nuevas pistas en la mesa pública del caso que desvela al morbo argentino. “Mi familiar cumplió órdenes. Es empleado de la firma, hizo un trabajo de rutina”, dijo, al justificar a su padre, preso acusado de falsificación ideológica. “La gente necesita que en esas especiales circunstancias se les solucionen los problemas”, dijo, para explicar por qué si un familiar se presenta con la necesidad de un certificado a llenar con los datos que prefiera, un profesional del rubro puede acceder al pedido. Falsearlos “casi es la regla”, admitió. Hasta fue específico con los valores: desde 50 hasta 300 pesos, según firme un médico de la funeraria, un médico forense –mejor categorizado– o se use un certificado que la empresa compra “a granel”.
Volviendo a “Six feet under”, la serie comienza siempre con una muerte sangrienta, una cabeza partida, una frente hundida, el rostro de una mujer desfigurado por un golpe seco, un mafioso asesinado en medio de la calle. Lo que no hacen estos funebreros yanquis es dar estos certificados a la argentina, aunque se ocupen de cada detalle, como por ejemplo mejorar, con la mano experta del maquillador estrella Federico, el rostro de sus muertos. Según el testimonio televisivo de ayer la persona que fue a ocuparse del servicio fúnebre de los García Belsunce tuvo que esperar más de dos horas hasta que la familia dejó ver el cuerpo. Supone Claudio que, por la pulcritud con que esa persona halló el cuerpo en la cama, que durante ese tiempo alguien debe haberse ocupado de maquillar y mejorar el desastre que los cinco tiros dejaron en la cabeza de María Marta. Por eso la duda posterior al testimonio sobre el negocio de la muerte es, si eso fue así: ¿quién fue el Federico que se ocupó de semejante asunto?