EL PAíS
La versión de la funeraria
Un allegado a la funeraria Casa Sierra deslizó anoche un dato que podría ser clave en la investigación: la ambulancia de la empresa llegó al country Carmel a las dos de la madrugada, con la intención de preparar el cuerpo e iniciar el servicio fúnebre. Pero se encontró con que el cuerpo ya estaba preparado. El empleado de la funeraria recién pudo entrar a la casa a las 4 del día siguiente.
En el programa “Hora Clave”, una persona que se presentó como familiar de un empleado de casa Sierra, relató que el domingo 27 de octubre, día en que asesinaron a María Marta, se presentó en la oficina de la empresa el cuñado de la víctima, Guillermo Bártoli, quien contrató el servicio fúnebre y gestionó el certificado de defunción trucho. El testigo relató que luego, su padre –hoy detenido en la causa por la falsificación de ese documento– envió una ambulancia al country para que instale la capilla ardiente en la vivienda, donde se iba a realizar el velatorio. Pero esa misión, según dijo, no pudo ser cumplida: cuando el encargado de la ambulancia llegó, le dijeron que el cuerpo ya estaba preparado. “¿Enviaron otra ambulancia?”, preguntó el empleado a la empresa. “No, vos quedate ahí”, le contestaron. El empleado tuvo que esperar dos horas hasta que le permitieron ingresar a la casa. Cuando pudo entrar, la mujer fallecida ya estaba ubicada en la cama, con una toalla que le envolvía prolijamente la cabeza.