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La empresa Clonaid nació en el año 1997 con el fin de desarrollar las técnicas genéticas capaces de dar respuesta al deseo de la secta de los raelianos de lograr la inmortalidad a través de la clonación. Con sus oficinas en la ciudad de Las Vegas, y sus laboratorios en algún lugar de América, la empresa ofrece a sus clientes numerosos servicios.
El primero, y el más controversial, es el de la clonación humana, cuya oferta va dirigida especialmente a matrimonios estériles y parejas homosexuales que deseen tener hijos. “Pronto, el mundo se dará cuenta que un clon humano es en realidad un bebé sonriente, que es querido por sus padres”, explicó la directora de la empresa, la científica y obispo raeliana Brigitte Boisselier, tiempo atrás. El precio de esta operación: 200 mil dólares, los que sólo se empezarán a cobrar a las parejas interesadas una vez que se compruebe el éxito del método propuesto por la compañía. Por ahora, “para evitar cualquier acusación de estafa, las personas que aportan al proyecto lo hacen en calidad de inversores y no de clientes”, señalo Rael, el líder del movimiento.
Otro servicio de Clonaid es el de Insuraclone, que permite conservar muestras de tejido por sólo U$S 50 mil, para casos de muerte súbita. Por último el paquete se completa con el simpático Clonapet, un servicio dirigido a la clonación de las mascotas. Así, luego del querido Bobby, la familia podrá tener, tras pagar una pequeña suma, a Bobby I y a Bobby II, con las mismas características que el animal original.
Aunque se los ha tomado por embusteros y charlatanes, los investigadores que llevan a cabo el proyecto de Clonaid cuentan con un importante currículum científico. Brigitte Boisselier, por ejemplo, es doctora en química mineral de la Universidad de Dijon y doctora en química analítica en la Universidad de Houston, ciudad adonde se mudó a comienzos de los años ‘80.
En 1989 Boisselier ingresó a la compañía Air Liquide, al frente de una investigación sobre el oxígeno y tres años después se convirtió en la vicedirectora de la institución. El inicio de su relación con los raelianos no es clara, pero se sabe que su posición pública a favor de la clonación humana fue el disparador para que fuera despedida de Air Liquide, lo que la convirtió en una “mártir” del movimiento. En febrero de 1997 fue convocada por Rael para ocupar el cargo de directora científica de Clonaid y rápidamente ascendió hasta el puesto de directora general de la compañía.