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Con un pie fuera del avión, apenas aterrizado en Brasilia para asistir a la ceremonia de asunción de Luiz Inácio Lula da Silva como nuevo presidente de Brasil, el jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Aníbal Ibarra, habló con Página/12 sobre el significado de un día como el de mañana.
–¿Qué significa el triunfo de Lula para Argentina?
–Para Argentina y para la región es una oportunidad. Ya es un hecho político de por sí que una fuerza distinta llegue a gobernar la octava economía del mundo y más cuando su presidente tiene voluntad regional. Argentina debe aceptar el liderazgo de Brasil y articular las negociaciones con Estados Unidos y con otros países latinoamericanos. Mágicamente no va a cambiar nada, pero es una oportunidad que debemos aprovechar.
–¿Habrá un reacomodamiento en la región?
–Sí. El reacomodamiento es necesario debido a la política implementada por Bush, que es una política de confrontación en diversos puntos del planeta y que pretende sumisión para América latina.
–¿Quiénes son los que deben “aprovechar esta oportunidad”?
–Primero Argentina como país. Pero además, la llegada de Lula al gobierno puede tener efecto en la izquierda y en el centroizquierda. Es una paradoja que vayamos desde distintos sectores a la asunción y que estemos contentos porque ganó Lula, pero cuando llegamos a Argentina no podemos vernos las caras.
–¿Es posible en Argentina una construcción de un partido como el PT? ¿Quién o quiénes lo encarnarían?
–Sería un error querer repetir el proceso brasileño en Argentina, cada país tiene su particularidad. Es una fantasía buscar con lupa al Lula argentino. Tenemos que construir un espacio y hay varios dirigentes que deberían estar ahí, como (Elisa) Carrió, (Víctor) De Gennaro, (Néstor) Kirchner, el socialismo, el Frente Grande.
–¿Qué impidió que en Argentina surgiera un movimiento como el PT?
–El espacio político en la sociedad está, la sociedad no se derechizó. En todo caso los dirigentes no estuvimos a la altura de las circunstancias. La Alianza fue un golpe durísimo a ese espacio. Pensamos que podíamos torcer la historia conservadora de De la Rúa y nos equivocamos.
–¿Esa podría ser una experiencia de la que Lula podría aprender?
–Podría aprender cosas que no hay que hacer, aunque ningún proceso es igual a otro. Puede aprender de lo que destruimos.
–¿Está de acuerdo con los que critican a Lula por sus designaciones en el área económica y plantean justamente el tema de la continuidad del modelo económico?
–Es caer en el infantilismo criticar a Lula cuando aún no asumió. El tiene claro que no puede fracasar.