Domingo, 11 de julio de 2010 | Hoy
Por Horacio Verbitsky
Hace veinte años la Organización Mundial de la Salud excluyó a la homosexualidad de su nomenclador de enfermedades. Quitó así sustento científico a las prácticas médicas originadas en posiciones ideológicas o religiosas que postulaban su curación. Las más brutales fueron realizadas durante la Segunda Guerra Mundial e incluían técnicas quirúrgicas y el suministro de sustancias químicas, que en muchos casos conducían a la muerte de las víctimas. No obstante, la Iglesia Católica Apostólica Romana insiste en considerarla como un trastorno psicológico y en recomendar terapias para su curación. A raíz del debate jurídico sobre la reforma a los artículos del Código Civil sobre el matrimonio, el obispo puntano Jorge Lona reclamó la imposición de “tratamientos psiquiátricos” para que los homosexuales “puedan modificar su orientación”, que describió como una patología que impide la felicidad. Lona participó en una movilización junto con la senadora Negre. Sin embargo, el obispo lleva una década de conflicto con los jefes políticos de Negre, los dirigentes del peornismo opositor Alberto y Adolfo Rodríguez Saá. En 1993, el anterior obispo, Juan Rodolfo Laise, admitió que El Adolfo se arrodillara en la misa y pidiera perdón, todavía con el ojo en compota después de la última fiesta con la Turca Sesín, a partir de lo cual su iglesia fue colmada de subsidios. El conflicto se inició al asumir El Alberto, quien se proclama ateo, sostiene que la Biblia es una obra de ficción, dispuso la construcción de un templo común a todas las religiones, se opone a la institucionalización de chicos y chicas sin familia, rescindió el contrato por el que una orden religiosa atendía cuatro institutos infantiles, promovió una ley de libertad religiosa y otra de procreación responsable, impulsa el uso de preservativos, redujo subsidios y denunció a curas abusadores de chicos. Lona lo calificó de fanático anticatólico. Sin embargo, los dos Rodríguez Saá asistieron a la ordenación del obispo coadjutor puntano, Pedro Daniel Martínez, quien sucederá a Lona, quien en noviembre cumplirá los 75 años, edad del retiro. Martínez fue consagrado por Aguer.
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