EL PAíS › EL PERIODISTA VICTOR HUGO MORALES

“Una voz sin sed de venganza”

“Apoyo la candidatura de Abuelas porque son una emocionante voz de justicia, sin rencores, sin sed de venganza. Porque el mensaje es pacificador y lo han tenido que llevar con un extraordinario espíritu de tolerancia, confrontando con la violencia constante que le tiran encima quienes se oponen a la búsqueda de la verdad”, exclama Víctor Hugo Morales. Para el periodista uruguayo, “su mensaje es ejemplar, tranquilizador, sereno, en un contexto en el que es difícil mantenerse sin levantar el tono, sin caer en la contienda directa: todo lo contrario, creo que son un ejemplo en el estilo de estos hombres muy especiales que ha habido en la humanidad y que han emergido luego de haber padecido y sufrido mucho, como (José ‘Pepe’) Mugica, como (Michelle) Bachelet”.

–¿Cuándo se enteró del trabajo de Abuelas?

–Conozco la tarea de Abuelas desde hace muchos años, incluso participé en un programa de televisión que sirvió para que encuentren a uno de los nietos. Antes del 2000, de la película de Blaustein (N. de la R.: Botín de Guerra), yo tenía una opinión muy formada. En la película no fui a descubrir algo, sino a corroborarlo. Es indudable que su lucha ha encontrado un contexto mucho más fuerte, mucho más favorable en los últimos años.

–¿Qué faceta lo conmueve más de la lucha de Abuelas?

–A mí me emociona todo de Abuelas, incluso su prudencia. Leí el libro de Victoria Donda y ahí se percibe de manera extraordinaria la delicadeza con la que las Abuelas llegan a los episodios, como yendo en puntas de pie para no generar la mínima rispidez, resquemor, error, daño. Es una cosa absolutamente ejemplar. Si alguien me dice: “Poneme en el podio tres hechos ejemplares de la Argentina”, las Abuelas de Plaza de Mayo estarían en primer lugar, sin dudas.

–¿Cómo evalúa las chances de que la organización obtenga el galardón?

–Siento que la movida es más intensa que en otras épocas, aunque siempre aligero mis expectativas, porque atada a las expectativas viene la decepción. Si bien hay una correspondencia muy extraordinaria entre las Abuelas y el premio, también es verdad que lo de las Abuelas no necesita algo así para seguir siendo lo que son en mi corazón y en el de la gente. No es la final del campeonato del mundo, en la que si no pudiste demostrarlo con un título te quedaste a mitad de camino. No hay nada que demostrar. Es un logro que le da un contexto mejor a una lucha que lo excede. Si lo ganan, voy a celebrar muchísimo. Si lo pierden, no me va a importar en lo más mínimo.

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