Uno de los aspectos más perturbadores es la resignación de los trabajadores esclavos a las condiciones indignas a las que fueron sometidos. Según la secretaria Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia del ministerio de Desarrollo Social, Paola Vessvessian, el traslado de los rescatados de Nidera a Santiago del Estero no resultó sencillo. “Al principio se resistieron y algunos menores apedrearon los colectivos, porque se quedaban sin esa ocupación que necesitaban para sobrevivir”. Superada esa oposición inicial, fueron incluidos en los programas del ministerio que procuran soluciones permanentes para estos casos, como las redes de protección de adolescentes o de empleabilidad. Su inserción laboral y la de los adultos se procura a través de cooperativas. “Que acepten trabajar en esas condiciones inadmisibles es un síntoma de un problema grave”, dice Vessvessian. “Esto no se arregla con un subsidio”. En Santiago del Estero, el dirigente del Movimiento Campesino Mocase - Vía Campesina, Angel Strapazzón, dijo que en los últimos siete años “disminuyó en un 40 por ciento la cantidad de trabajadores santiagueños en esta situación” pero que falta inversión por parte del gobierno provincial para que cerca de 30.000 personas se incorporen al sistema de trabajo de cooperativas y de pequeñas empresas rurales que se desarrollan en Santiago del Estero. Contó que en la provincia hay campos ociosos, muchos de los cuales fueron expropiados durante la última dictadura y están en manos del poder provincial. Desde la Oficina de Rescate se comunicaron con ellos para establecer un nexo con los trabajadores que regresan a Santiago. “Los sumaremos si es necesario, pero necesitamos que nos ayuden con fondos y políticas para que todos puedan acceder a la tierra”, agregó.