El misterio del cuarto pasajero sigue sin develarse. En fuentes judiciales afirman que salió de la Argentina y que se trata de un hombre de apellido Coronel, ex integrante de la Fuerza Aérea y de lo que fue la Policía Aeronáutica Nacional, antecesora de la actual Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA). En Ezeiza, en cambio, lugar del que salió el avión en ruta a Cabo Verde y Barcelona, sostienen que no hubo cuarto hombre en el avión: en el Bombardier sólo viajaron Gustavo y Eduardo Juliá y Gastón Miret. Dicen que Coronel es actualmente empleado de una empresa privada que presta servicios en el aeropuerto y que se ocupa de llenar los formularios y hacer los trámites relacionados con los aviones, pero que no viajó en el vuelo a Barcelona. Estas últimas fuentes creen que es muy posible que el cuarto pasajero haya subido al avión en Cabo Verde y que tal vez se trate de un infiltrado de alguna agencia internacional antidrogas que jugó un papel clave en el descubrimiento de la cocaína. Por ello, las autoridades españoles lo dejaron en libertad de inmediato.

El secreto del sumario en Barcelona impidió hasta el momento conocer quién fue verdaderamente el cuarto pasajero. Por ahora, en Tribunales mencionan a Coronel e incluso afirman que hay documentación que prueba que subió a bordo del Bombardier y lo hizo como auxiliar de vuelo. Quienes sostienen esta hipótesis, aseguran que todo salió de la Argentina: la droga y el cuarto pasajero. Por lo tanto, la escala en Cabo Verde fue irrelevante, sólo para cargar combustible.

Del otro lado están los que afirman que la clave estuvo en Isla de Sal, en Cabo Verde. Allí se subió la droga y el cuarto pasajero. Dicen que Coronel no subió al avión en Ezeiza y que no tuvo relación con el vuelo e imaginan al cuarto pasajero como un agente de la DEA. Según esa mirada, habría protagonizado la carga de la cocaína en el avión en la escala de Cabo Verde y viajó en el Bombardier para concretar lo que se llama “una entrega controlada”. Cumplida su misión, los españoles lo dejaron ir.