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- Sol. Ayer fue un día atípico: no sólo porque la ciudad recordó a su hijo pródigo con una sucesión de actos y muchos se acercaron al cementerio para visitar el mausoleo, interrumpiendo la rutina, sino en un sentido climatológico. Es que el sol brilló todo el día sobre Río Gallegos, casi no hubo viento y la temperatura rondó los veinte grados hasta que oscureció, alrededor de las diez de la noche: fue un día kirchnerista.

- Poncho. El miércoles por la noche el intendente de José C. Paz, Mario Ishii, compartía mesa con el embajador en Uruguay, Dante Dovena, y otros comensales, en el paquete restaurante La Guanaca Azul. A pesar de que era una noche fresca, el ex rival de Daniel Scioli en las primarias no llevaba su ya característico poncho, motivo por el que fue interpelado desde otra mesa. “Me lo dejé en el auto”, se excusó. A la mañana siguiente apareció con el poncho al hombro, a pesar del sol y del calor del mediodía santacruceño.

- Temperamento. Emilio García Pacheco fue profesor y uno de los primeros mentores políticos de Néstor Kirchner, y lo recordó con una pintoresca anécdota: “El era jugador de básquet, era bastante malo, pero yo lo ponía igual: le decía, vos tomá el rebote en defensa, pasásela al que está más cerca y corré al arco contrario a buscar el rebote ofensivo. Una vez en un partido contra Salesianos se armó una pelea y él se puso a discutir con el árbitro. Yo lo saqué en el entretiempo y lo reté, le dije que él representaba al Colegio Nacional y no podía hacer esas cosas. Al día siguiente me vino a buscar al café donde siempre estaba y me pidió disculpas por su comportamiento. Justo en ese momento entró al lugar el árbitro del partido y Kirchner salió como un resorte a encararlo, le gritaba ‘Hijo de p...’ y lo agarró del cuello”.

- Sarlo. Entre la gente que siguió, a lo largo de todo el día, los diferentes homenajes que se le realizaron a Kirchner en Río Gallegos había una presencia que despertaba comentarios: se trataba de la ensayista y notoria crítica del kirchnerismo Beatriz Sarlo, que llevaba su cabellera cana, su figura enjuta y una libreta pequeña a todas partes, sin perderse detalle de lo que pasaba. No es la primera vez que Sarlo se acerca a su objeto de estudio: ya había participado de varios actos con presencia de Cristina o Néstor Kirchner, como el que se llevó a cabo en Huracán a principios de este año.

- Lupo. La avenida principal de Río Gallegos dejó hace unos meses de llamarse Julio Argentino Roca para adoptar el nombre de Néstor Kirchner. Si bien, como es lógico, hay quienes se resisten a llamarla según la nueva nomenclatura, también hay varios que de tan familiarizados ni siquiera usan el nombre nuevo sino el apodo que le daban al ex presidente en vida. Así, uno se sube a un taxi y tras indicar una coordenada (por ejemplo, el Hotel Santa Cruz), el chofer suelta, con naturalidad: “Ah, sí, en Lupo y Rivadavia”.

- Colores. Así como se dice que los esquimales pueden distinguir 16 tonos distintos de blanco, son infinitas las variantes de kirchnerismo que pueden encontrarse en Santa Cruz, y la interna entre todas es feroz. Ayer, en el acto de inauguración del monumento al ex presidente, hubo pases de factura notorios entre la diputada provincial Stella Maris García (ex mujer de Rudy Ulloa) y el gobernador Daniel Peralta, al tiempo que cada grupo de militantes que acudió golpeaba parches y cantaba más fuerte cuando hablaba un dirigente rival, para taparlo.

- Distancia. Desde un rato antes del comienzo del acto, un grupo de alumnos de un jardín de infantes de la zona se ubicó en semicírculo, dentro de la zona delimitada por rejas donde quedó emplazado. El ingreso de funcionarios, invitados y colados los dejó al fondo, sin comprender muy bien qué pasaba y sin chances de observar la ceremonia, por lo que algunos comenzaron a ponerse fastidiosos. Por suerte, el secretario general de la JP bonaerense, José Ottavis, que por su altura tampoco podía apreciar mucho, se sentó junto a ellos y los distrajo un rato.