A poco de cumplirse diez años de la masacre de 2001, ninguno de los imputados sigue detenido. El entonces ministro del Interior Ramón Mestre, quien aparecía como responsable por la violenta represión, falleció a poco de iniciarse la pesquisa, por lo que el ex secretario de Seguridad Interior Enrique Mathov pasó a ser el funcionario de más alto rango procesado en la causa. La investigación fue desdoblada a instancias de la jueza federal María Servini de Cubría –luego reemplazada por su par Claudio Bonadío– que decidió ocuparse de la responsabilidad “política” y delegó en el fiscal Luis Comparatore los casos en los que miembros de las fuerzas de seguridad fueron procesados por homicidio doloso.

Además de Mathov, fueron procesados por cinco homicidios culposos, lesiones en 117 casos, abuso de autoridad y violación de los deberes de funcionario público el ex jefe de la Policía Federal Rubén Santos y los comisarios Raúl Andreozzi y Norberto Gaudiero. Mathov y Santos estuvieron detenidos hasta 2002, cuando fueron excarcelados. También irán al banquillo los policías Víctor Belloni, Orlando Oliverio, Carlos López, Eugenio Figueroa, Roberto Juárez, Sebastián Saporiti, Horacio Berardi, Mario Seia, Norberto Sabbino, Ariel Firpo Castro, miembros de la Policía Federal, y Jorge Varando, personal de seguridad privada de un banco desde donde se efectuaron disparos. Se los juzgará por hechos puntuales de homicidios dolosos, consumados o en grado de tentativa, lesiones y abuso de armas en perjuicio de Marcelo Dorado, Sergio Sánchez, Alberto Márquez, Martín Galli, Paula Simonetti y Gustavo Benedetto, entre otros. La jueza federal María Romilda Servini de Cubría, que parecía muy decidida al principio, luego desmembró el expediente y finalmente se apartó aduciendo que algunos imputados estaban ejerciendo “violencia moral” en su contra. Otra hubiera sido la historia si el TOF 6 no volvía a unificar el caso para el juicio oral. Y cuando llegue ese momento De la Rúa no podrá estar ausente: si su sobreseimiento quedara firme no ocupará el banquillo de los acusados, pero tendrá que declarar como testigo.