El vicepresidente primero de la Legislatura, el macrista Cristian Ritondo, tiene una relación pública y conocida con el club de sus amores: Nueva Chicago. Su presidente, Alejandro Fusca, es un viejo amigo. En su cuenta de Twitter, Ritondo festejó su victoria en las elecciones del club: “Otra vez estamos ganando con el 65 por ciento, mi amigo Fusca se impone en el Torito de Mataderos”. El peronista de Mataderos le prestó más de un servicio a su amigo. Por iniciativa de Ritondo, la Legislatura aprobó una ley en la que le condonó al club una deuda que mantenía con el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires por impuestos impagos. La deuda habría superado el millón de pesos, aunque en la ley no se establecía la suma que se estaba perdonando. Se votó en diciembre del año pasado. El legislador de la Coalición Cívica-ARI Fernando Sánchez ironizó: “El club agradecido invade la maternidad de un hospital público. Al presidente de Nueva Chicago la seguridad le importa un huevo y la ciudad le perdona toda deuda por impuestos”. Desde la oposición, intentaron vincularlo con la toma del Club Albariños –de la que participaron barras de Nueva Chicago– y el ataque por parte de barrabravas a los docentes frente a la Legislatura, pero no aportaron pruebas fehacientes. Ritondo comenzó su carrera política en la línea del ex jefe de la SIDE Miguel Angel Toma. En 1999, fue funcionario del Instituto Nacional de Administración Pública (INAP) en los últimos tiempos de Carlos Menem. Ese mismo año condujo la campaña porteña de Eduardo Duhalde. El senador lo premió cuando llegó interinamente a la Presidencia en 2002: Ritondo fue viceministro del Interior desde el paso de Ramón Puerta y Duhalde lo confirmó. Durante años fue el jefe de bloque del PRO, hasta que logró ocupar la vicepresidencia primera de la Legislatura.