Martes, 4 de diciembre de 2012 | Hoy
EL PAíS › INCIDENTES EN LA CABECERA DE LA LíNEA D
“Son los mismos que bajaron en tres líneas cuando íbamos a reanudar el servicio, habría que preguntarles si son trillizos”, dijo Néstor Segovia, secretario adjunto de los metrodelegados, para distender una jornada muy tensa. Antes de las seis, en Congreso de Tucumán, una de las cabeceras de la línea D, afiliados a la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro (Agtsyp) fueron atacados –a golpes de puño y con lanzamiento de objetos– por un grupo que había irrumpido poco antes en la estación.
Mientras la Policía Federal intentaba frenar la agresión, los metrodelegados tuvieron que suspender la reactivación de esa línea, prevista para las ocho. Custodiado por los uniformados, el metrodelegado Jorge Méndez dijo que “una patota de la UTA, gremio minoritario del sector, se tiró a las vías en distintos puntos de la red junto a barrabravas para frustrar el paro rotativo de la Agtsyp”. La UTA anunció entonces la paralización de las seis líneas “porque no nos dejan trabajar”. El secretario de Seguridad, Sergio Berni, habló de “un incidente muy confuso donde la gente de la UTA fue a tomar sus tareas”, y “no los dejaron ingresar la gente de los metrodelegados”.
En ese contexto, a las once todo el subte quedaba parado y el gobierno porteño dictaba la conciliación obligatoria.
“Acá la que paró fue Metrovías, fue un lockout patronal para defender el acuerdo paritario que la UTA firmó a la baja, mientras nosotros hacíamos los paros escalonados”, declaró Segovia, que trabaja en los talleres de Constitución de la C, donde también hubo tensión entre representantes de ambos sectores. Y calificó de “provocación” el “circo de la UTA para apostar al desorden de los trabajadores”. En la línea B, el delegado Claudio Dellecarbonara ratificó lo que había dicho Méndez más temprano: “Una patota de la UTA se está tirando a las vías junto a barrabravas, ese gremio se deberá hacer responsable de las eventuales consecuencias que ese accionar pueda ocasionar a los pasajeros”.
Una vez que terminaron los incidentes, que produjeron heridas a una boletera y a personal de la empresa, el secretario general de la UTA, Roberto Fernández, anunció la decisión de realizar “un paro general por seguridad” y acusó a los metrodelegados de querer “manejar el subte” y buscar para eso “cualquier artimaña”. Fernández llamó a los representantes de la Agtsyp a que “respeten la conciliación obligatoria y la ley”. Poco antes había dicho lo mismo Eduardo Constantino, delegado de la UTA, al hablar en la estación Congreso de Tucumán. “El paro que proponemos es porque queríamos trabajar y no nos dejaron”, justificó, y dijo no haber visto los incidentes que se habían producido allí un rato antes.
Durante la caldeada mañana, Constantino se cruzó por radio con el secretario general de los metrodelegados, Roberto Pianelli, quien lo acusó de “apretar” a los empleados del subte “a punta de pistola” y por medio de “patotas”, y sostuvo que los líderes del gremio automotor pretenden “arrebatarles la plata a los trabajadores para irse de vacaciones a Miami”. Constantino dijo que “a Roberto no lo conozco, nunca lo vi trabajar”, a lo que Pianelli replicó que hace dieciocho años que trabaja en la línea E. “Huevo, vos toda la vida anduviste con patotas como alcahuete de la empresa, y de prepo no te vamos a pagar, andá a afiliar si querés que te paguen”, lo increpó. A lo cual el dirigente de UTA le respondió que el descuento del uno por ciento al salario de los trabajadores del subte, que se deriva a la UTA, “es una ley: aquel que no es afiliado debe aportar para cuestiones culturales, gremiales y obra social”.
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