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Un día antes de que se cumpliera el primer aniversario de la tragedia de Once, en la que murieron 51 personas, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner recordó a las víctimas del accidente y transmitió su solidaridad a los familiares. “La pérdida de un ser querido es irrecuperable e irreparable. Nada lo puede suplir y nada lo puede reemplazar, pero ahí está la Justicia para determinar responsabilidades”, dijo la mandataria durante el acto que se realizó ayer por la tardecita en el predio de Tecnópolis con motivo de la presentación del nuevo canal público de deportes DXTV (ver aparte).

“Quiero rendir homenaje a todas las víctimas y un abrazo solidario a todos los familiares, fuerza”, dijo la mandataria en medio de su discurso. Lo hizo tras recordar que hoy se cumple un año del accidente en la estación terminal del Ferrocarril Sarmiento (ver páginas 10 y 11).

“La vida es así, alegría y tristeza”, reflexionó. La referencia al tema de la tragedia de Once la hizo abandonar el tono alegre que tuvo el resto del acto. “Tocan momentos difíciles, pero hay que apechugar y seguir adelante”, completó.

A continuación, la mandataria destacó como ejemplo la lucha de la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, que se encontraba presente entre el público. “Recién después de 35 años llegó la justicia” en los casos de delitos de lesa humanidad, señaló, comparando de forma tácita ese proceso con el que investiga las irregularidades que desembocaron en la tragedia de Once, que poco antes de cumplir un año ya fue elevada a un juicio oral que podría tener lugar este mismo año o a comienzos del próximo.

El martes pasado, apenas un mes después de haber cerrado la instrucción de la causa, y con una celeridad excepcional, el juez federal Claudio Bonadío decidió elevarla a juicio oral. El caso Once, entonces, ya tiene tribunal sorteado: el Tribunal Oral Federal número 1 (TOF1).

De acuerdo con lo indicado en su momento por la Sala II de la Cámara Federal porteña, las imputaciones dictadas por el magistrado alcanzaron al maquinista que conducía la formación, Marcos Antonio Córdoba; a los empresarios responsables de la concesión, incluyendo a los dueños, los hermanos Cirigliano, y a los funcionarios públicos encargados del control de la actividad ferroviaria, los dos ex secretarios de Transporte Ricardo Jaime y Juan Pablo Schiavi.