EL PAíS
Los muchachos menemistas
La ampliación del número de miembros de la Corte “es necesaria para agilizar la tarea del Poder Ejecutivo, perdón, del Poder Judicial”, dijo el senador Augusto Alasino en abril de 1990. La ley se aprobó en una sesión de la Cámara de Diputados en la cual hubo cafeteros y ordenanzas sentados en las bancas y hombres armados protegiéndolos. Dos prohombres de la honestidad y la transparencia como Alberto Pierri y José Luis Manzano se dieron el primer beso y comenzaron a cantar a voz en cuello la marcha “Los muchachos menemistas”. Un diputado radical presentó un recurso de amparo. La Cámara Federal en lo Contencioso Administrativo cerró el caso con argumentos formales: en los juicios de amparo debe atenderse a la situación en el momento en que se dicte sentencia. El diputado había pedido la nulidad de la ley de ampliación y la convocatoria a una nueva sesión en 1990. Como su mandato había concluido en 1991, “carece actualmente de interés que lo habilite para formular tal reclamación”, sentenció la Cámara. Menem obtuvo la renuncia de dos de los ministros en funciones (uno por hartazgo, otro por miedo) y en 24 horas designó una mayoría automática de seis sobre nueve ministros del tribunal. La ley de ampliación fue promulgada el 17 de abril de 1990, el 18 se enviaron los pliegos de los nuevos miembros de la Corte, y el Senado los aprobó el 19, en una sesión secreta de apenas siete minutos, a la que no asistió la oposición, porque el apresuramiento oficial les impedía evaluar si los jueces designados reunían las condiciones jurídicas, académicas, personales y de independencia requeridas.