Jueves, 22 de agosto de 2013 | Hoy
EL PAíS › CFK HIZO UNA ENCENDIDA DEFENSA DE LA POLíTICA ECONóMICA ANTES DE LA REUNIóN
Antes de recibir a empresarios y sindicalistas, la Presidenta aprovechó el acto de adjudicación de las represas para refutar críticas contra la gestión oficial. Comparó indicadores de la economía nacional con los de Australia y Canadá.
Por Fernando Krakowiak
Desde Santa Cruz
“Tal vez no tengan ningún error, tal vez los sectores de la actividad económica no hayan cometido ningún error y los únicos que debamos cambiar algo seamos nosotros desde el Estado, pero no creo que sea así. Creo que nos tenemos que sentar y ver cómo está funcionando esto”, aseguró ayer Cristina Fernández de Kirchner al cerrar el acto en el que oficializó la adjudicación de la licitación para la construcción de las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic. Sentados en las primeras filas del auditorio del Obispado de Santa Cruz la escuchaban Héctor Méndez, presidente de la Unión Industrial Argentina, y Jorge Brito, titular de la Asociación de Bancos Argentinos, dos de los interpelados por la Presidenta la semana pasada en Tecnópolis cuando pidió hablar con los “titulares” y no con los “suplentes” que supuestamente los representaron en las elecciones. Si bien dejó planteada la posibilidad de realizar correcciones, su discurso constituyó una encendida defensa de la política económica que preparó el terreno para la reunión que luego mantuvo con los principales referentes empresarios y sindicales en el Hotel Patagonia de Río Gallegos (ver aparte).
El auditorio del Obispado, con capacidad para sólo 300 personas, estuvo colmado desde temprano. Afuera quedaron unos cientos de militantes con banderas de La Cámpora y Kolina que, pese al intenso frío, igual hicieron sentir sus bombos desde la calle durante todo el acto. Adentro, funcionarios, empresarios y sindicalistas se fueron acomodando donde podían. Además de Brito y Méndez, entre los empresarios estuvieron Eduardo Eurnekian (Aeropuertos Argentina 2000), Carlos Heller (Credicoop), Osvaldo Cornide (CAME), Juan Carlos Lascurain (Adimra), Ider Peretti (CGE), Gerardo Ferreyra (Electroingeniería) y Jorge Prim (Página/12), mientras que del lado sindical sobresalieron Antonio Caló, Ricardo Pignanelli y Gerardo Martínez. Pese al espacio reducido, la Presidenta reivindicó la elección del lugar. “Para nosotros, el obispado local tiene una larga tradición, los que son santacruceños lo entienden”, aseguró. Lo que ocurre es que allí Néstor Kirchner realizaba la mayoría de sus actos de gobierno cuando estaba al frente de la intendencia. Apenas asumió en 1987, en Río Gallegos no había ningún gimnasio techado. Entonces, el auditorio del obispado era cita obligada.
Cristina Fernández de Kirchner llegó acompañada por sus principales ministros. La única ausencia significativa fue la del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, a quien el Gobierno decidió no traer al sur y, por lo tanto, no sentarlo a la mesa que compartió horas más tarde con empresarios y sindicalistas. Tampoco estuvo presente el gobernador de la provincia, Daniel Peralta, enfrentado con el kirchnerismo. “Quiero aclarar que también ha sido invitado el señor gobernador, quien seguramente no ha podido asistir por cuestiones de agenda”, afirmó la mandataria.
La Presidenta dedicó el comienzo de su discurso a destacar la importancia que tendrán las represas hidroeléctricas (ver página 4) y aclaró que el Estado tomará deuda para financiar su construcción, aunque diferenció entre endeudamiento “virtuoso” y “no virtuoso”. “El endeudamiento que consideramos muy virtuoso y que es natural es el que hacemos para capitalizarnos. Lo que no estamos de acuerdo es en endeudarnos para financiar gastos corrientes, porque es económicamente nocivo, ni para pagar deuda anterior, porque si no estamos siempre en una bicicleta financiera”, afirmó.
Luego sostuvo que en ningún momento le importó quién pudiese ganar la licitación porque lo único importante es que las represas se hagan. Entonces aprovechó para refutar los argumentos de quienes dicen que Electroingeniería ganó por ser una empresa K. “Algún día vamos a hablar sobre los empresarios K. Si son los que ganaron plata, entonces hay un montón de empresarios K. Desde acá puedo divisar a muchísimos empresarios K”, dijo mirando al auditorio. “Yo no creo que sean empresarios K. Creo que han sido empresarios que han sabido identificar nichos importantes para poder ganar dinero, para hacer buenas inversiones. Si les doy la lista, se van a llevar una sorpresa porque la mayoría no tiene absolutamente nada que ver”, agregó.
Lo que siguió después fue una defensa de la política económica oficial que pareció tener como principales destinatarios a los empresarios y sindicalistas con los que se reunió luego. Cristina Fernández de Kirchner celebró la venta record de autos usados y de maquinaria agrícola, la obtención de una cosecha record, el incremento de la producción industrial y el aumento del turismo receptivo y emisivo. También reivindicó la política de desendeudamiento y destacó la reciente decisión del Banco Central de separar 2200 millones de dólares de las reservas para garantizar el pago del Bonar 2013.
Por último, la Presidenta ofreció una serie de cifras comparativas entre Argentina, Australia y Canadá para refutar lo que calificó como mentiras que se quieren instalar en materia de actividad económica. “Los gurúes económicos dicen que la situación fiscal de la Argentina es endeble. Los mismos que en 2001 nos decían ‘dejá los ahorros en el banco que está todo tranqui’, hoy nos dicen que la situación fiscal de la Argentina es endeble”, fustigó. Para intentar desmentirlo aseguró que entre 2003 y 2012 el promedio del resultado fiscal primario de Argentina sobre el PBI fue de 2,3 por ciento, mientras que en Australia, según dijo, en el mismo período arrojó un rojo de 0,7 por ciento y en Canadá de 0,6 por ciento. Al justificar por qué eligió esos dos países como referencia destacó que forman parte del G-20, aunque también apeló a la ironía: “Australia y Canadá son mucho más cool que cualquier país latinoamericano”.
En el tramo final de su intervención, destacó que la deuda pública argentina equivale al 45 por ciento del PBI, pero aclaró que si no se considera la deuda intrasector público cae al 18,8 por ciento. “En Australia, en cambio, es del 27 por ciento y en Canadá es del 86 por ciento”, sostuvo. Luego recordó que el saldo comercial de Argentina el año pasado fue de 12.419 millones, mientras que en Australia fue de 5778 millones y en Canadá arrojó un rojo de 8988 millones de dólares.
Una mención especial le dedicó a la comparación de las reservas. Dijo que Argentina cuenta con 37.076 millones de dólares de reservas, Australia con 50.133 millones y Canadá con 69.757 millones, pero respecto del PBI equivalen al 7,8, al 3,3 y al 3,8 por ciento respectivamente. Después relacionó esas cifras con el monto que representan las importaciones y aseguró que en Argentina las reservas equivalen al 54 por ciento de las importaciones, en Australia el 20 por ciento y en Canadá el 15 por ciento. Por último, buscó relativizar la supuesta debilidad que genera el estrecho vínculo comercial con Brasil al mostrar que es menor al que tiene Australia con China y Canadá con Estados Unidos. “Si todos se interesaran y averiguaran un poquito más podrían ser menos influenciables y tomar determinaciones con mayor tranquilidad y libertad”, sostuvo. En el cierre, se mostró dispuesta a introducir correcciones y enseguida pasó la pelota del lado de los empresarios al decirles que también esperaba alguna autocrítica de parte de ellos.
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