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Claves de una entrega

La caída de Musa se produjo después de las declaraciones de tres policías detenidos y procesados por la muerte de un ganadero que nada tenía que ver con las chicas de La Dársena. Los tres hablaron supuestamente “apretados por las pruebas” recogidas por la jueza María del Carmen Bravo desde que comenzó con la investigación. Aunque esto es un dato, también es cierto que la historia de Santiago del Estero permite pensar que esos tres policías eran hombres muertos sin demasiado espacio para la defensa. Uno de los abogados, el del agente Jorge Pablo Gómez, ayer estuvo en los tribunales de La Banda para denunciar apremios ilegales contra su defendido. Según el abogado, Gómez confesó en medio de una golpiza.
Así como está, la imputación contra el hombre de mayor confianza de Carlos Juárez se trasforma en una conquista y una demostración política del gobierno de Santiago. Amenazado desde la Nación con la intervención, alimentada entre otras cosas por las aberraciones institucionales y jurídicas cometidas en la investigación del doble crimen, los Juárez aparecen políticamente dispuestos a dar todo para evitar la intervención: hasta dar a uno de los suyos, el propio Musa Azar. Ahora el señor de los espías es hombre muerto, pagará por éste y los múltiples crímenes tal vez, con la prisión perpetua. Pero La Dársena tiene otros autores, muchos políticamente vivos. Hacía allí apuntan ahora los familiares de las chicas. Habrá que esperar ahora la decisión de la Justicia.

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