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Los consultores en campañas electorales sostienen que en las dos semanas que quedan, Daniel Scioli debe sintonizar con propuestas y demandas de cambio. Entre los consultores hay opiniones divididas respecto de las formas de las campaña, la publicidad negativa, el debate de modelos. Lo que sí existe es la percepción de que hubo un despertar de la militancia y el hombre a hombre en el FpV. Por su parte, respecto de Cambiemos, los consultores coinciden en que trata de hacer una campaña sin muchas precisiones, manteniéndose más en lo emocional, en una idea general de cambio, sin exhibir las medidas más concretas.

Roberto Bacman piensa que “la campaña de Daniel Scioli tiene como base el concepto continuidad con cambios. Y en estos quince días fue el que más cuestiones concretas incorporó. Es lógico: es el único que garantiza las conquistas de los doce años de gestión kirchnerista. Eso lo tiene asegurado. Ahora vienen tiempos de diferenciación y propuestas para una nueva etapa de gestión. Mauricio Macri trata de transitar el último tramo de campaña sin dar definiciones que especifiquen que significa el cambio en especial en lo que respecta a la economía. Se tejen versiones, existen trascendidos, pero en concreto nada. Queda una semana para el debate. Un verdadero duelo de dos contendientes donde dos modelos diametralmente opuestos se pondrán frente a frente”.

“En el caso de Cambiemos –analiza Ricardo Rouvier– el estilo de la campaña es el mismo desde el principio. Esta homogeneidad está pensada en forma estratégica. No se pretende sorprender con comunicaciones fuertes y confrontativas; no juega de manera ofensiva; prefiere contar con una buena defensa y ser conservador. El kichnerismo/peronismo apretó el acelerador y despliega una campaña denunciativa para producir conciencia sobre un futuro oscuro. Su apelación a lo emocional es evidente, sobre todo cuando el alocutor principal es la propia presidenta. Las propuestas quedan en manos del candidato.”

“La campaña de Scioli tiene desafíos difíciles de conciliar –diagnostica Eduardo Fidanza–. Debe atender a los independientes sin perder a los simpatizantes kirchneristas. Cristina no ayuda en este empeño. Ella roba protagonismo al candidato y no varía en su posición intransigente. Como dije, Macri parece tenerla más fácil. Recoge votos de Massa y Stolbizer y tiene más chances de quedarse con el grueso de los independientes”.  

Hugo Haime piensa que “la campaña de Macri hizo lo que los manuales dicen que hay que hacer: hablarles a quienes no lo votaron. La noche de las PASO abrió su target a quienes demandaban cambios al modelo pero recuperación de políticas sociales y un estado activo. Esa noche nos enteramos que estaba de acuerdo con la asignación por hijo, Aerolíneas Argentinas, YPF. Comenzó allí a tratar de que su campaña sea menos amarilla y pidió, rogó por el voto útil, dándole batalla al voto de Massa. La noche de la primera vuelta volvió a hablarles a quienes no lo votaron y volvió a pedir el voto a quienes no lo habían hecho. La campaña de Scioli, que claramente debía proponer continuidad con cambio, se quedó en la mera continuidad, Scioli se kirchnerizó, perdió su encanto de dirigente de apertura, de mirada hacia el futuro, de ser el dirigente que recuperaba las banderas del modelo, reconocía errores y proponía futuro. Al modelo lo apoya un 40 por ciento pero al cambio lo apoya un 60. Para llegar a 50,1 por ciento de los votos, Scioli deber hablarle al electorado que no quiere al modelo pero recupera políticas sociales. Debe hablarle a los no kircheristas. La campaña negativa no le hace bien a Scioli. Las campañas negativas pueden funcionar si se ataca a quien tenga imagen  negativa y no es al caso de Macri. Por eso con razón el gobernador Urtubey dice que si se tiene el mejor candidato y las mejores propuestas esto debe primar antes que atacar al adversario. El martes, con el inicio de la publicidad sabremos finalmente qué camino tomó la campaña Scioli y con el debate veremos la confrontación de liderazgos.”

“Las campañas son pobres –piensa Artemio López– dominadas por el marketing tradicional y en el caso de Cambiemos basadas en la oferta de gestión y promesas simpáticas, como la eliminación del cepo, de las retenciones, del Impuesto a las Ganancias y el pago del 82 por ciento móvil. Todo el combo de una vez pero a condición de una mega devaluación que se expresa en negativo con la insistencia en la imposibilidad de mantener el tipo de cambio en sus niveles actuales. La campaña de Scioli parece haber ingresado en un tramo final más alineado a la época, con proximidad a Cristina, que es un respaldo irreemplazable, y donde un recurso central y solo disponible por el oficialismo, como la organización territorial y la militancia juvenil, parece haber ingresado de pleno a escena. Por ejemplo, en la tercera sección bonaerense la intención de voto subió diez puntos por la militancia territorial, y en ese territorio el padrón habilita a 4,3 millones de bonaerenses. Los problemas de Scioli-Zannini siguen en la primera sección bonaerense, la más próxima a la CABA y es notable la carencia entre los mayores de 60 años, donde a pesar de las grandes beneficios recibidos en materia provisional desde 2003, en que se duplicó el número de jubilados, el predominio macrista hoy es intenso.”

Para Analía Del Franco, “las campañas tuvieron su primer semana con la sinergia de la elección del 25 de octubre. La de Cambiemos, transitando un estilo de características emocionales, basadas en imágenes y en lo implícito del cambio. La del FpV arrancando con un estilo más racional tanto para transmitir su propia propuesta como para evidenciar a su adversario. Sí se produjo una novedad en el FpV, la explosiva incorporación de adherentes y votantes a Scioli, haciendo proselitismo. Esto le brinda un cuota de espontaneidad, mística y por tanto mensaje emocional que se requiere para transitar al ballottage. Hasta el momento, ya que el 10 comienza la campaña formal, al FpV se lo percibe más a la ofensiva y casi que es un rol que le corresponde por el simbólico lugar de ganador de Cambiemos en las elecciones generales. Cambiemos se mantiene en la línea que le ha dado resultado hasta el momento: el camino emocional, la alegría, aprovechando el lugar de ganador en la provincia de Buenos Aires. Son estrategias y son quince eternos días eternos que faltan hasta el 22. La mente del electorado va a estar expuesta a sucesivos estímulos, y por sobre todo a un nuevo elemento que el formato ballottage incorpora, definir el voto por amor o por espanto”.

“Si la confrontación es entre modelos –advierte Enrique Zuleta Puceiro– la ventaja será para la oposición. El rechazo total o parcial a la continuidad de las políticas de los últimos cuatro años alcanza porcentajes superiores al 60 por ciento. Entre la continuidad y el cambio una mayoría clara está dispuesta apostar al cambio, cualesquiera sean los riesgos y costos. Después de todo, el futuro es visto con optimismo por una gran mayoría del electorado. Si la confrontación es entre candidatos, la paridad es notable y las ventajas de Macri en los sectores urbanos de las grandes ciudades se compensan con las de Scioli en la mayor parte de las provincias y en los habitantes de las ciudades menores de todo el país. Si la confrontación es entre espacios políticos y sus respectivas capacidad de movilización, infraestructuras de apoyo y logística de campaña, Scioli conservara la ventaja evidenciada en la primera vuelta.

A quince días de la elección, Scioli debe demostrar que es una alternativa muy diferente a la experiencia del tardo-kirchnerismo. Si no sabe, no puede o no quiere asumir ese reclamo, es probable que vea reducir sus chances frente a un candidato que no tiene que demostrar nada, ya que le basta con esa mayoría amplia que si no cuenta con la posibilidad de un cambio con matices como la que avizoraba en Scioli, está dispuesta apostar por un cambio sin matices como el que representa Macri.”