En paralelo a la de los candidatos, hubo otra campaña, protagonizada por autoconvocados, simpatizantes y quienes se descubrieron militantes del FpV. Para Ignacio Ramírez se constató en la segunda vuelta “la mayor capacidad de movilización del FpV y su vínculo afectivo, importante, con un sector de la sociedad, que salió a la calle”. Martín Baiuntrub destacó la “militancia puerta por puerta y en las redes sociales”. “De manera descentralizada, personas que simplemente votan al oficialismo salieron a alertar sobre las consecuencias de un gobierno del PRO, lo cual puede ser interpretado como algo que apunta al miedo, pero que de ninguna manera es una campaña sucia”, sostuvo el politólogo Diego Reynoso.