EL PAíS › UN TOQUE DE ANARQUíA
Por que Andres Mombru
Por María Moreno
En tiempos cuando ciertos intelectuales de partidos de izquierda intentaban proletarizarse, Andrés Mombrú solía bromear diciendo que él, en cambio, era un obrero que se había intelectualizado. Desde los doce años, cuando empezó a trabajar como encuadernador, supo de oficios que se ocupaban de la producción material de libros, periódicos y revistas, algo acorde a su filiación libertaria.
Uruguayo de nacimiento, formó parte de la Comunidad del Sur en donde desarrolló experiencias de vida libertaria, que hoy juzga críticamente. Cuando la mayoría de los miembros del grupo fueron detenidos, luego del golpe del ‘76, se vino a Buenos Aires y se incorporó, primero tímidamente, a los grupos anarquistas locales, mientras realizaba estudios de filosofía. En la década del ‘90 tuvo parte activa en la redacción del centenario periódico La Protesta. Luego pasó a El libertario, que ya lleva 51 números, donde ha intentado no sólo recoger los clásicos del anarquismo, o los textos de publicaciones como Reconstruir, que actualizaban debates teóricos, sino la reflexión ideológica sobre la actualidad.
Es licenciado en filosofía y tiene terminada una maestría en Metodología de la Investigación Científica. Trabaja como profesor en varias universidades. A mediado de los ‘90 estuvo vinculado a la revista zonal Los indios Kilmes. Tiene publicados no sólo artículos ideológicos sino académicos en las temáticas de filosofía y epistemología. En los últimos tiempos publicó dos libros: Guía para la realización de trabajos escritos y Metacrítica y filosofía de la ciencia. Tiene una novela inédita: El camino no se ha encontrado.
Al revés de los otros intelectuales entrevistados en esta serie, no analizó los cacerolazos en función de un pronóstico, sino de su fecundidad política actual. En su condición de vecino de Dock Sud y profesor en Barrio Norte, tiene la posibilidad de ser atravesado por experiencias y cruces plurales. Esto, sumado a su distancia crítica con la cultura porteña y a su origen social y político, le dan a su estilo una carnadura original.