EL PAíS › LA CRISIS DEL SECTOR DE LAS PREPAGAS

“Ahora la salud es pospaga”

 Por Horacio Cecchi

“Ya no son más empresas de salud prepagas. Ahora son pospagas.” De algún modo, el presidente de una de las cámaras que agrupan a las empresas de medicina privada, Pablo Giordano, de Ademp, se las arregló para definir el cuadro de situación de su sector ante la crisis. Esa clase media, que ahora incursiona en la experiencia de hacer pasillo en el hospital público, en buena parte perteneció al costal de los privados. El índice de morosidad es del 14 por ciento de los asociados, y apunta a más. Giordano lo reconoce casi con lágrimas en los ojos. Y al momento de hacerlo, aún no existía la decisión de algunas de las empresas de anunciar a los clientes que les quedan que, el próximo mes, la factura vendrá con un recargo de entre el 8 y el 10 por ciento.
“Hace unos cuatro años, se empezaron a elevar los índices de morosidad y las deserciones –explicó Giordano a Página/12–. Las empresas empezaron a diseñar entonces planes para que la gente no se fuera. Se ofrecieron planes B, después C, después D. No son reducciones en la cobertura sino en lo que se puede reducir, especialmente en la hotelería. No es lo mismo atenderse en un sanatorio de primera categoría que en uno más económico. Ahora, casi todos los planes que se tenían que bajar se bajaron. Hasta ahora, con la reducción de costos, logramos contener la migración. Pero ahora ya no se puede reducir nada. La situación, es dramática.”
Ademp es la cámara de empresas de salud privada que no tiene capacidad instalada. Cimara agrupa a las que cuentan con establecimientos propios. Entre ambas, sostienen en sus listados a 2.200.00 asociados. Ochocientos mil menos que la cifra histórica de 3 millones. La cifra corresponde a un día antes de que las empresas agrupadas en Cimara decidieran enviar a sus clientes asociados, en la factura correspondiente a abril, aumentos de entre el 8 y el 10 por ciento. Ademp aconsejó retrasar el aumento aguardando algún milagro del lado del Gobierno.
“Los insumos aumentaron a lo loco –agregó Giordano–. Todo el sistema de prestadores utilizan insumos importados. Los centros de diagnóstico necesitan cobrar preatención, porque tienen que pagar cash un insumo, una placa, un estudio, en dólares. Ya se bajó todo al menor confort en el servicio, para adecuar al asociado a planes más baratos. Ahora le queda irse al hospital público, o si tenía una doble cobertura, se queda con la obra social. El sector se nutría de la clase media alta, media y media baja. Pero, a medida que empezó a ir todo mal, incluso los profesionales independientes, al ver reducida su rentabilidad, fueron bajando de plan. En diciembre fue caótico. En enero mejoró un poco. Ahora se empeoró mucho más. Si ya no es el sistema prepago. Ahora, de tantos morosos, es pospago.”

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