EL PAíS › LA CASA GRIS, VALLADA POR LA MARCHA DE MAÑANA

A frenar la creciente protesta

Por C. R.

Ya en 1992 se había alertado sobre una posible crecida del río Salado que superara los 3000 metros cúbicos por segundo (el 29 de abril de 2003 osciló entre los 3100 y los 3500), pero nunca se terminaron las obras que hubieran impedido que la ciudad de Santa Fe se convirtiera en una enorme pileta olímpica. Sin embargo, para prevenir una virtual inundación de manifestantes que termine anegando la Plaza de Mayo y la mismísima Casa Gris, sede del gobierno de Santa Fe, en pocos días el gobierno de Jorge Obeid construyó ahora, finalmente, un verdadero muro de contención. El vallado de acero, un dique amurado con cemento a la vereda de la plaza, de punta a punta, quiere impedir que el río de personas que cubrirá mañana las calles de la capital provincial pueda superar las defensas policiales del palacio de gobierno. El agua del reclamo masivo no debe tener la posibilidad de salpicar las rojas alfombras.
Anoche se realizó una nueva marcha de antorchas en el lugar donde entró el agua a la ciudad, y mañana, entre los convocantes, figuran entidades que resurgieron del lodo al que quedaron reducidos más de 130 mil afectados. Algunas de ellas son la Carpa Negra de la Dignidad, montada en la Plaza de Mayo, las Empresas Afectadas, las Madres Inundadas, los Familiares de Víctimas, los Vecinos de Recreo, que quedó también bajo las aguas, aunque pocos son los que se acuerdan del dato, los Vecinos Unidos del Barrio San Lorenzo y de distintos lugares afectados. Si hasta hay una concentración organizada por el arzobispo de Santa Fe, monseñor José María Arancedo.
La convocatoria de la curia es en un lugar por demás simbólico: el barrio La Florida, muy cerca del también inundado Hospital de Niños, un sitio donde contra la opinión general se instalaron las carpas que fueron frágil refugio para los ya golpeados inundados. Desde allí, los fieles marcharán hacia la Plaza de Mayo, que estará llena de afectados, piqueteros, dirigentes y militantes de los distintos partidos políticos, organismos de derechos humanos, sindicatos y vecinos que sólo enarbolarán las banderas del dolor que todavía se agitan en toda la provincia.
Si bien los principales responsables políticos son el ex gobernador Carlos Reutemann y el ex intendente Marcelo Alvarez, las críticas también alcanzan al actual mandatario provincial, Jorge Obeid, quien compartió desde 1992 la inercia en torno de la construcción de las obras que hubieran servido para mitigar, cuando menos, el desastre. Ayer, como para aquietar las agitadas aguas, el municipio de Santa Fe anunció que invertirá 4,2 millones de pesos en la construcción de obras en el castigado cordón oeste. Con mucho menos, en el momento adecuado, se habría evitado la mayor tragedia hídrica ocurrida en la provincia.

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