EL PAíS › RETENCIONES ADICIONALES ACERCARAN U$S 800 MILLONES
Dinero para financiar obras
Por Claudio Scaletta
Como parte del Plan Energético Nacional, el Gobierno anunció, tal como lo había adelantado en exclusiva Página/12, el aumento de 5 puntos en las retenciones a las exportaciones de petróleo crudo y combustibles líquidos, fundamentalmente nafta y gasoil, con lo que el primero tributará una alícuota del 25 por ciento y los segundos pasarán de la nada al 5 por ciento. Asimismo, las retenciones a los gases licuado de petróleo (GLP), butano y propano, volverán al 20 por ciento establecido tras la devaluación. El gas natural, en cambio, continuará gozando el beneficio de retenciones cero.
Tras la devaluación, como parte de la Ley de Emergencia Económica, fueron anunciadas retenciones a las exportaciones de productos agropecuarios e hidrocarburos que, en principio, serían del 20 por ciento para los bienes primarios y del 5 por ciento para los sometidos a algún proceso de transformación. Pero al momento de conocerse los decretos aparecieron algunas sorpresas. Entre ellas, que el gas natural, del que la Argentina se había convertido en importante exportador, no sería alcanzado por el tributo. Luego, a mediados de 2002, Roberto Lavagna brindó una nueva alegría al sector. Bajó del 20 al 5 por ciento las retenciones al GLP y del 5 al 0 las pagadas por los combustibles líquidos.
La decisión no fue neutra. Los números de las exportaciones de 2003 permiten calcular el volumen de recursos implicado en la firma de cada decreto. Solamente de petróleo crudo se exportaron 6700 millones de pesos, de naftas y gasoil, 5600 millones y de gas, 2500 millones, donde alrededor de 1000 millones correspondieron a gas natural. Siempre proyectando sobre las cifras de 2003, las medidas anunciadas ayer significarán ingresos extra para el fisco por más de 800 millones de pesos anuales. Según el secretario de Energía, Daniel Cameron, los recursos serán destinados a financiar obras de infraestructura energética por un total de 11.150 millones de pesos entre 2004 y 2009.
Desde la estricta óptica de la política fiscal, las retenciones a las exportaciones presentan algunas virtudes. Como todo impuesto aplicado a sectores monopólicos cuyos ingresos se encuentran completamente disociados de sus costos de producción, y que en consecuencia disfrutan de ganancias extraordinarias, representan un tributo redistributivo por excelencia.
Esta redistribución, a diferencia de lo que podría argumentarse en industrias competitivas y con mayor agregación de valor, entraña cierto sentido de justicia, más aun al tratarse de sectores donde el grueso de los ingresos proviene de la mera extracción de recursos naturales no renovables y que, adicionalmente, continúan gozando del beneficio de dejar en el exterior el 70 por ciento de las divisas de exportación.
Las retenciones generan también efectos menos etéreos. Especialmente sobre los precios. Al bajar en los hechos el precio que recibe el exportador, reducen al interior de las fronteras, en la misma proporción que el margen retenido, el precio internacional en dólares. De allí su doble potencialidad; como mecanismo de recaudación eficiente y como estabilizador de precios en períodos posdevaluatorios.