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Por J. N.

“Aunque la economía se detuviera en este punto, la inercia nos llevaría a una tasa de crecimiento del 7 por ciento anual. Sin embargo, el humor predominante en el Gobierno, en el sector empresario y en una porción creciente de la sociedad no parece armónico con este panorama. Hay caras largas”, constata un informe todavía caliente de Finsoport, la consultora que conducen Jorge Todesca y Ricardo Kesselman. Hay más incertidumbre externa por la situación en Irak y otras partes, la trepada del petróleo, su impacto sobre los mercados y la espera de tasas de interés en alza. Ya no soplarían los buenos vientos internacionales que acompañaron hasta ahora a la gestión Kirchner.
Además, Rodrigo Rato, el nuevo conductor ejecutivo del FMI, “será un duro en relación a la Argentina”. El español no tiene el desgaste ni las expectativas políticas de Horst Köhler, y su pensamiento es hiperortodoxo. Brasil, por su parte, está en “zona de peligro”, y para la Argentina esto añade incertidumbre, mientras a nivel local la crisis energética ha hecho girar la relación del Gobierno con la sociedad. “El Gobierno no pudo cumplir con sus promesas de no aumentar las tarifas..., y entre los empresarios la amenaza de cortes suma un interrogante adicional.”
Las autoridades –según Finsoport– han buscado equilibrar el tenor de las noticias mediante aumentos a jubilados y estatales, “pero nadie agradeció nada”. La economía está bien, tan bien como puede estarlo tras el colapso vivido. La situación es frágil. Los próximos indicadores reflejarán la crisis del gas y la menor confianza de los consumidores.
También la Carta Monetaria de Alpha, la consultora de Débora Giorgi y Hernán del Villar, enciende luces amarillas. Respecto de la Argentina, presagia un “ya inevitable cambio de actitud por parte de los acreedores defaulteados, que exigirán mayores rendimientos para acordar la reestructuración de la deuda externa pública, comparados con los que hubieran exigido tres meses atrás... Esta cuestión no es menor y debe extenderse a las empresas privadas que están renegociando sus deudas con el exterior”. Alpha también anticipa una potencial baja de los precios de las exportaciones agrícolas por el debilitamiento del euro y un crecimiento algo menor de China y el sudeste asiático en 2005.