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Sergio Taselli es uno de los empresarios tal vez más transversales del país. Creció como chatarrero de Techint durante los años del desguace de los Ferrocarriles Argentinos, y la década del salariazo y la revolución productiva lo encontró cerca del menemismo donde cosechó lo que algunos definen como su cara visible: Mario Montoto, un ex montonero apoderado de Mario Firmenich que emigró tempranamente al mundo de los negocios. “No se confunda –confió una fuente del mundo minero consultada por Página/12– Montoto no era socio, era el gerente, un lobbista en serio”.
En junio de 1993, el ministro Domingo Cavallo buscaba oferentes norteamericanos para la privatización “subsidiada” de Yacimientos Carboníferos Fiscales. Pero Cavallo perdió. Un mes más tarde, la privatización contaba con candidatos argentinos y los interesados contaban con dos soportes clave: un contrato que aseguraba la venta de la producción durante una década y un subsidio de unos 16 millones de dólares anuales. Para Sergio Taselli y su hermano Alberto, el negocio cerraba: no habían incursionado antes en la minería, pero habían amasado una fortuna bajo dos ejes, las chatarras y la explotación de empresas subvencionadas.
El 18 de abril de 1998 terminaba la huelga más larga de Río Turbio. Los 150 obreros que permanecían en el cerro colgaron un muñeco desde el puente principal de la cinta transportadora de carbón. Del cuello del ahorcado colgaron un cartel: “Sergio Taselli Traidor, los mineros no se olvidan”. Según las crónicas que la revista La Maga publicó durante aquellos días, Sergio Taselli les dio una respuesta. Cortó la luz y la ventilación que expulsaba gases grisú de metano y ácido sulfúrico, una polución que empezaba a intoxicarlos.
Para entonces, al hermano Sergio Taselli aún le funcionaban los negocios de familia. Hasta la era menemista eran proveedores de la chatarra con la que Techint manufacturaba caños. La materia prima la sacaban de los negocios del desguace de bienes del Estado.
Cuando terminaban los ‘90, los dos hermanos aparecieron entre los accionistas de Trenes Metropolitano. En diciembre de 2000, aparecían asociados a la empresa Trainmet que acababa de comprar el 51 por ciento de las acciones de las líneas Roca, Belgrano Sur y San Martín, propiedades de Metropolitano. Trainmet cargaba con algunos fantasmas: Mario Montoto era director del conglomerado Trainmet Ciccone Sistemas (TCS), un desprendimiento que proveía máquinas expendedoras de boletos de colectivos.
En este momento, Trenes Metropolitano está integrada por dos grupos: Trainmet y Hormas, una constructora cordobesa que en algún momento estuvo ligada a la de Roggio. Trainmet terminó en manos de Electromat, una firma de la familia Taselli dedicada a la distribución eléctrica y a la explotación de Altos Hornos Zapla. Sergio compartía la firma con su hermano Alberto y con Mario Montoto. Pero una disputa entre hermanos terminó en divorcio y en el fuero penal.
El miércoles pasado, después del escándalo de Río Turbio, la compañía de trenes aclaró que Taselli no es el presidente de la firma sino accionista, controlante mayoritario de la sociedad. “Primero vació Yacimientos –denunció el diputado Héctor Polino–: después presiona y consigue quedarse con Metropolitano, no hizo las inversiones en ninguno de los casos. Entró en Yacimientos con 5000 trabajadores y se quedó con 1000. Y a Metropolitano la llevó a default.”