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Por C. C.

“No me interesa un banco de suplentes”, sentenciaba ayer el economista Javier González Fraga ante Página/12, para explicar por qué declinó el ofrecimiento de reemplazar a Martín Redrado al frente de la Secretaría de Relaciones Económicas Internacionales, quedándose con el regusto amargo porque no pudo ir a donde le encantaría volver: la presidencia del Banco Central. Hasta anoche no había formalmente designado ningún sucesor del flamante titular de la autoridad monetaria aunque sí el criterio de preservar la estrategia de negociar con el mundo como Mercosur, en lugar de intentar la vía individual.
Todo fue demasiado repentino. Redrado recibió el ofrecimiento de boca de Néstor Kirchner en la madrugada de ayer, en pleno vuelo de regreso desde Madrid. Ya en tierra firme, terminó de definir el tema con el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, uno de los más activos arquitectos de la nueva cúpula del Central.
El subsecretario de Integración Económica de América y el Mercosur, Eduardo Sigal, el economista Eduardo Amadeo –ex vocero de Carlos Menem, que trabaja hoy junto a Eduardo Duhalde en la coordinación del Mercosur– o el secretario de Industria, Alberto Dumón, se mencionaban ayer como potenciales sucesores.
“Se dio una mala información a la prensa: a mí no me interesa el cargo”, dijo González Fraga.
Lo cierto es que en las filas técnicas del propio Palacio San Martín había dudas sobre lo hubiera significado el arribo de aquel economista, a quien reconocen como un duro crítico del Mercosur. Durante un reciente seminario, González Fraga reivindicó el modelo comercial exportador chileno, construido en base a una estrategia de negociaciones individuales: casualmente, los puertos trasandinos fueron los elegidos por su empresa de delicatessen La Salamandra, cuando aún no la había vendido, para conquistar otros mercados. En esa misma ocasión predicó a favor de cerrar acuerdos de librecomercio bilaterales, sugiriendo que Argentina enfocara su interés hacia el Asia.
González Fraga hubiese escuchado gustoso una propuesta para reemplazar a Alfonso Prat Gay. Pero ésta nunca llegó. “Yo no estoy involucrado en ninguna causa judicial del BCCI que impida mi nombramiento”, se defendió ayer, negando la versión periodística que lo identificó como un nexo entre esa entidad y el lavador de dinero Gaith Pharaon.