EL PAíS › EL SECRETARIO DE SEGURIDAD EXPLICA SU PROGRAMA
“Haremos un mapa de riesgo”
Por M. C.
Juan José Alvarez no puede ocultar su orgullo. “Se agotaron los matafuegos y las pinturas ignífugas”, dice, con una amplia sonrisa en el rostro. “Este ritmo de inspección –sin contemplar las distintas medidas que se tienen previstas para incrementar la capacidad operativa– nos va a permitir alcanzar 73.500 inspecciones al año, esto es, cuatro veces más de lo realizado durante el año 2004”, quiere diferenciar el secretario de Seguridad, al evaluar –en una entrevista– su primer mes de gestión en el Gobierno porteño. Además, aclara que dejará el cargo en noventa días.
–¿Con qué panorama se encontró cuando asumió?
–Con que hay que mejorar fuertemente el control, que hay que trabajar seriamente en el tema de habilitaciones y con que hay una normativa que en algunos aspectos requiere urgentemente ser reelaborada.
–Queda la sensación que de pronto encontraron que había gran cantidad de locales que no cumplían con las normas de seguridad. ¿Qué pasaba antes, se controlaba mal o no se controlaba directamente?
–Creemos que ahora se controla mejor y por eso ahora se producen estas clausuras. Y por eso mucha gente sola se adecua a la normativa. ¿Cree que es casualidad que se agotaron los matafuegos, la pintura ignífuga, que se tiran sillones con goma espuma a la calle?
–Lo que queda en evidencia es que se controlaba muy poco.
–Ahora se controla más.
–Parecería que se pasó de un extremo a otro.
–Decir que en una ciudad de 250 mil comercios, por decir una cifra, hay hasta el jueves 159 clausuras me parece exagerar un poco decir que se clausura todo. Creo que se clausuraron muchas cosas que estaban mal. El cumplimiento estricto de normas no me parece ningún extremo. Es poner las cosas en su lugar. El problema es que había una actitud, tal vez, de que “a mí no me va a tocar” o por la razón que sea “no me va a pasar nada”. En esto quiero ser claro: no negocio la seguridad. Hay mucha gente que conozco, que conoce a quienes me conocen, que me ha llamado y me ha dicho “che, qué barbaridad (la clausura de la tribuna del Buenos Aires Lawn Tennis), no se va a poder hacer el torneo de la ATP, (hace) sesenta años que se viene haciendo y no pasó nunca nada”. Si se venía abajo yo pregunto ¿qué me iban a venir a decir?: ¿que cumplí con mi deber o que fui exagerado? Voy a cerrar todo aquello que genere riesgo.
–¿Cómo lo van a determinar?
–Estamos trabajando en un mapa de riesgo, que no había y tiene que haber. No es lo mismo un boliche donde van 3000 chicos que un kiosco. Quiero determinar cuál es el 20 por ciento de las actividades que me generan el 80 por ciento del riesgo, para cargar ahí recursos humanos y tecnológicos.
–¿Con este esquema de controles se podría haber evitado la tragedia de República Cromañón?
–Hubiese habido más probabilidad de prevenirla.
–¿Recibió denuncias contra los inspectores?
–Sí.
–¿De qué tipo?
–De coimas, pero con poca verosimilitud. Hay gente que cuando la inspeccionan amenaza al inspector con denunciarlo. Hasta ahora no hemos encontrado nada serio.
–¿Qué cambios produjo en el área de habilitaciones?
–Tenemos una mirada más estricta. Creemos que tiene que cumplirse toda la normativa vigente al momento de la habilitación, sin posibilidad de que la presenten más adelante.