EL PAíS
La huelga polémica
La salud de Raúl Castells es motivo de controversia. El juez Facundo Cubas autorizó que fuera trasladado a un sanatorio privado, la Clínica Calchaquí, que le paga el gremio de la carne, una parte de cuyos dirigentes son aliados de Castells e integran su lista de candidatos. Lo llamativo es que el Servicio Penitenciario no tiene control sobre su salud, ya que sólo recibe al médico del MIJD, Jorge Chebel. Este sostiene que “la muerte de Castells es inminente” y ordenó que le pongan una sonda. En el SP alegan que por orden del juez su única responsabilidad es que el dirigente no se escape, por lo que tienen una custodia pero no acceden a los tratamientos. Off the record dicen que Castells consume jugos, mate dulce y algunos sólidos, especialmente galletitas, lo que explica que su salud no esté tan deteriorada. También aseguran que el dirigente tiene un problema renal, pero de antes. Los seguidores de Castells rechazan categóricamente estos diagnósticos. Y hay otra polémica: si el juez debe ordenar que se alimente al detenido en forma compulsiva. Un criterio es que el Estado debe velar por la vida de los detenidos y no puede permitir que uno se suicide. El otro criterio es que eso viola la intimidad y los derechos de las personas. Castells estaría en su derecho de hacer una huelga hasta la muerte. Cuando el líder del MIJD estaba preso en el Chaco, la fiscal ordenó la alimentación compulsiva. Por ahora, el juez Cubas, a cargo del expediente por el que Castells está preso, no dictó resolución alguna.